Tania se sentía en un cuento de hadas. Su sueño estaba por hacerse realidad, aunque debía primero asegurarse que el amor que Thomas le profetaba era de verdad, no una confusión para olvidar ese amor doloroso del pasado.
Al unir su mano con la de él, el corazón le latió tan fuerte que la dejó sorda. Su vientre se contrajo y mariposas aletearon alrededor de su estómago haciendo sentir a este como si se encontrara en las nubes.
Thomas la ayudó a subir, seguido subió él. Al estar acomodados frente a frente uno con el otro, golpeó el vidrio indicándole al chofer que avanzara al sitio que había preparado para ellos esa noche.
Bajo la tenue luz del mismo auto que se encontraba en el centro de lo alto, ambos se miraban fijamente. Thomas le sonrió ante la seriedad de Tania. Inconscientemente l
