AZURA —Como yo sospechaba... parece que sabes mucho menos de lo que pensabas sobre tu ex —murmuró Leo, frunciendo el ceño. Sus ojos estaban fríos mientras miraba la pantalla. —No lo entiendo, ¿cómo es posible? ¿Estás seguro de que ese archivo no está corrupto o es falso o algo así? —pregunté. —No, hace años empecé a recopilar todos los datos posibles sobre los hombres lobo en este país, solo por mi propio conocimiento, y recuerdo que la historia de esta familia en particular me intrigaba. —Se recostó fumando su cigarrillo. —¿Estás seguro de que no está mal? Tal vez es un error. —Tengo una memoria excelente, no cuestiones mi inteligencia. —De acuerdo, bien, señor sabelotodo —murmuré. —Bien, al menos estás aprendiendo a escuchar —respondió, su voz casi hostil. Mis ojos centellearon y