—Pareces distraido, Cristian. ¿Estás bien? —Estoy bien, solo cansado— Miré por la ventana mientras conducíamos por el centro de Seattle hacia Towers Livai. Suspiré, apoyando mi mejilla en mi mano. —Puedes hablar conmigo. Pareces ponerte más y más triste cada vez que te veo— frunció el ceño— ¿Necesitas dinero? Necesito un nuevo puto trabajo y alejarme del diablo que viste de Prada —El dinero no puede ayudarme, Jared. Soy una causa perdida— dije, compartiendo demasiado. Si Indra descubría que Jared sabía sobre nuestro trato, él estaría... No podía arriesgarme a que saliera lastimado. O peor aún, la ira de ella contra mi mamá. —No lo eres, Cristian. Nunca digas eso, estoy preocupado por ti. Por favor, habla conmigo— suplicó Jared. —No puedo, Jared— susurré, cerrando los ojos. No pued