—Tócame... Siente lo que me haces, Cristian —Me gusta escuchar mi nombre salir de tus labios así, Isa— dijo, su mano recorriendo mi cuerpo. Apenas besó mis labios hasta que se detuvo justo encima de mi montículo— Cuando toque tu coño, ¿descubriré que estás jodidamente empapada? —Si— Respondí, deseando poder acercar su boca a la mía, pero mis manos todavía estaban atadas sobre mi cabeza. Cubrió mi boca con la suya justo cuando sus dedos se movían entre mis piernas. Oh, joder. Sentir piel contra mi coño no se parece a nada que haya sentido en mucho tiempo. Sus dedos hicieron rodar mi clítoris fácilmente por la abundante excitación que se había estado derramando desde mi orgasmo mientras él se deleitaba con mis tetas y nuestros juegos previos en la abertura. Continuó besándome antes de de