Capítulo 1. (8 años después de jurar lealtad a la Manada de la Media Luna)

2387 Words
POV Lucinda Sentada en silencio en su campamento, esperando la cobertura de la oscuridad, con sus olores camuflados para no ser detectados por los lobos rebeldes a los que se estaban preparando para atacar, ellos no los olerían cuando llegara el momento de recuperar a las tres jóvenes lobas que habían sido secuestradas de su manada hace apenas unos días, mientras hacían compras en el pueblo humano cercano. Este era su trabajo. Eran una Unidad Especialista en Recuperaciones. Thomas era el líder del grupo, era el hermano menor del actual Beta, luego estaban West, Chris, Max y Dean, y Lucinda era su apoyo. Había trabajado con ellos durante 6 años, sabía cómo hacer su trabajo, al igual que ellos. Ella nunca entraba, sin su lobo y sin defensa, no es que fuera indefensa en absoluto. Lucinda era muy hábil en combate cuerpo a cuerpo, podía lanzar con una precisión mortal cualquiera de las docenas de cuchillas que llevaba atadas a sus muslos y corsé de cuero. Además, llevaba un arco compuesto con puntas de flecha plateadas y nunca fallaba su objetivo. Había entrenado más y durante más tiempo que nadie en la Manada Half Moon. 6 horas al día, 6 días a la semana, cuando no estaba en misión, para el Alfa Corey y la Luna Lindy. Podía valerse por sí misma, todos los miembros de su equipo lo sabían, cuando se había postulado para unirse a su equipo, tenían reservas sobre ella, porque no tenía un lobo, pero rápidamente se dieron cuenta de lo valiosa que era para su equipo. Era tranquila y ligera de pies, no olía a lobo, lo que a veces significaba que podía ser utilizada como cebo para una trampa, aunque el Alfa Corey lo desaprobaba profundamente, por lo que solo se permitía cuando era absolutamente necesario y se garantizaba su seguridad. En este momento todos estaban sentados, charlando tranquilamente entre ellos mismos. Cuando Lucinda giró la cabeza al sonido de una voz femenina ronca. —Hola —Lucinda se volteó para mirar a su alrededor, no pudo ver a nadie ni nada, eso era muy extraño. Ahora escuchó un gruñido, una risa. Frunció el ceño y estaba a punto de preguntarle a su equipo si habían escuchado algo, deberían estarlo escuchando. Todos eran lobos y su audición era mucho más aguda que la suya. —No estoy allá, Lucinda. Todavía estoy en ti. Lucinda se congeló, su atención ganada al instante, ¿se estaba volviendo loca? —¿Qué? —pensó, levantándose rápidamente. —Soy tu lobo Ky'ra. Luego, un aullido masivo se desató en su mente, se estremeció. Era tan fuerte y sonaba muy agresivo. —¿Dónde has estado? —Lucinda siempre había creído que no tenía un lobo y con 26 años, ¿por qué debería tener uno? —Esperando a que seas lo suficientemente fuerte. —Soy fuerte, debía serlo. —Yo soy más fuerte, más rápida, ahora seré tu protectora. De repente pudo ver a un lobo gris oscuro acechándola en su mente, y ella acechaba, no caminaba, su pelaje lucía suave y sedoso, sus ojos brillaban de un verde brillante, Lucinda podía sentir el poder emanando de Ky'ra hacia ella.  —Correremos libres pronto. Luna llena y saldré —gruñó, parecía enojada de estar atrapada dentro de Lucinda e incapaz de salir en ese momento. —De acuerdo —Lucinda nunca había experimentado algo así antes. Sintió a Ky'ra retroceder y establecerse en el fondo de su mente. Era la sensación más extraña, como si hubiera una pesadez en su mente. Podía sentirla y cuando intentó hablar con ella nuevamente, le gruñó —ahora duerme. Lucinda no discutió, se preguntó si todos los lobos eran tan agresivos hacia sus contrapartes humanas. Su atención regresó al bosque circundante y a su equipo. Todos la estaban mirando, con los ojos bien abiertos y notó que se habían alejado de ella, sus manos listas para pelear. Thomas tenía una mano extendida hacia los hombres, un gesto que ella reconocía, era para que retrocedieran. —¿Qué pasa? —les preguntó, sin entender por qué de repente estaban listos para pelear con ella. —Lucinda, ¿acabas de obtener a tu lobo? —preguntó Thomas, su voz era suave y no amenazante. Lucinda frunció el ceño, él le estaba hablando en su tono persuasivo, ¿qué demonios le pasaba? —Sí, se llama Ky'ra. Es muy extraño. ¿Siempre es así? —preguntó, todos tenían lobos. De hecho, ahora se dio cuenta de que los lobos de ambos West y Dean estaban en la superficie. —Oh, la vimos, la escuchamos Lucinda. ¿Intentó tomar el control de ti de inmediato? —¿Qué? No, solo hablamos, supongo que nos presentamos. —¿Te parece feliz a ti? —No, en realidad, está enojada porque tuvo que esperar a la luna llena. —Oh, me enojé, todos nos enojamos—hizo un gesto para que todos regresaran y se sentaran de nuevo. —¿Qué pasó?— preguntó, claramente se había perdido algo. —Oh, simplemente la repentina aparición, tus ojos brillaban de verde y tus dedos estaban con garras, y ella gruñó bastante agresivamente. Lucinda miró hacia abajo y miró sus manos. Aquí no había garras ahora.  —¿Eso no es normal? —No —West frunció el ceño—. Para nada. —Bueno, ahora ella está dormida —Lucinda encogió los hombros. No podía hacer mucho al respecto. Echando un vistazo al tiempo, se dio cuenta de que casi era hora de irse, se lo mencionó a ellos y luego bajó su capucha negra y subió su cuello alto sobre su boca y nariz, de modo que solo se pudieran ver sus ojos de color marrón miel claro, todo su atuendo era n***o, incluyendo su arco compuesto y su carcaj de flechas. Todos sus cuchillos eran negros. De esta manera, estaba completamente oculta en la oscuridad de la noche, respaldándolos como lo haría esta noche. Todos se pusieron de pie, los chicos llevaban ropa fácilmente removible para cuando tenían que transformarse y luchar en forma de lobo, y aquí en su campamento había una bolsa de repuesto llena de ropa en caso de que sus lobos tuvieran que emerger de ellos sin previo aviso y rasgaran su ropa. Los había visto a todos desnudos en algún momento u otro. Aunque no le interesaba ninguno de ellos, eran agradables de ver, su equipo entrenaba mucho, tenían que hacerlo en esta línea de trabajo. El sigilo y agilidad eran imprescindibles, pero las habilidades de lucha debían ser excelentes, debido a que siempre tenían que luchar. A veces era en forma humana, pero usualmente terminaba en peleas de lobo contra lobo. Había salvado el trasero de cada uno de ellos en más de una ocasión con una flecha o una hoja bien colocada en un lobo enemigo. Esa era su parte del trabajo, observar y ayudar desde la distancia, mantener los ojos abiertos para encontrar más enemigos y lidiar con ellos tan silenciosamente como fuera posible. Lucinda estaba encaramada sobre ellos en una colina con una clara línea de visión, observándolos mientras descendían hacia el pequeño valle debajo. Los rogue no solo podían olerse desde aquí, sino que también se les podía oír. Podía oír claramente cómo insultaban a las chicas cautivas que habían encadenado a un árbol allí abajo. Lucinda contó siete rehenes femeninas, una docena de lobos, rogue, y cuatro vehículos. Podrían no tener una manada real, pero claramente estos rogue estaban bien organizados, tenían financiamiento y habían hecho esto antes. Cinco especialistas sigilosos altamente entrenados contra una docena de rogues. No le gustaban mucho las probabilidades, pero los había visto actuar de esta manera antes. Lucinda se preguntaba de dónde venían las otras chicas, no importaba realmente, solo un pensamiento pasajero, porque serían rescatadas junto con las suyas propias. El Alfa Corey averiguaría a qué manadas pertenecían, se pondría en contacto y organizaría que fueran recogidas y transportadas de regreso a su propia manada. Si alguno fuera rogue, probablemente tendrían la oportunidad de unirse a la manada. Escaneó el pequeño claro y luego los bosques detrás de ella, vio movimiento, varias personas moviéndose. Vaya, su vista estaba excelente esta noche, más aguda y la noche parecía más brillante y clara, podía sentir a Ky’ra levantar la cabeza en su mente, mejorando su vista. Sonrió, las ventajas de ser un lobo, supuso. Podría acostumbrarse a esto. Su lobo resopló: mejor que lo hagas. Centrándose en el movimiento con la vista mejorada de su lobo, vio a media docena de hombres bajando la colina frente a ella, dirigiéndose hacia el valle de abajo. Probablemente, eran el grupo de recolección de las lobas secuestradas. Lucinda sacó una flecha de su carcaj y la colocó, alineando con ese gran bastardo que los lideraba hacia el valle. Era tan grande que tenía que ser el líder. Nunca había visto a un hombre tan grande antes. Observó cómo se agachaba junto a un árbol, probablemente para evaluar el valle antes de entrar. Incluso los grupos de recolección tenían miedo de los rogues. Un disparo de advertencia, pensó, tensando completamente el cordón, inhalando una respiración calmante y al exhalar lo dejó volar, observando con una sonrisa cómo se incrustaba en el árbol a solo 2 pulgadas de su rostro, astillas de madera salieron disparadas y sabía que él habría recibido algunas astillas en la cara. Observó cómo su cabeza se sacudió hacia atrás, luego se volvió para mirar de dónde venía. Él la miró directamente, ella lo miró directamente, aun sonriendo bajo su cuello, aunque él no podría ver eso. Notó que dos de sus hombres se alejaban abruptamente, uno a su izquierda y el otro a su derecha. «Buena suerte, chicos», pensó, divertida. No era la primera vez que le tendían una emboscada y ahora tenía un lobo. «Esto podría ser divertido», pensó para sí misma. Ky’ra resopló nuevamente. Sus ojos volvieron a ese gran bastardo, y observó cómo sacaba un cuchillo de su pierna inferior y la evaluaba con él. «Oh, quieres jugar, ¿eh?» Lo vio venir, un lanzamiento de alta velocidad. Ese gran bastardo tenía cierta fuerza detrás, ella se inclinó ligeramente hacia atrás y lo dejó pasar junto a ella, clavándose en el árbol detrás de ella. Lucinda lo sacó del árbol y lo miró. Tenía una sonrisa burlona en su rostro. «Tsk, tsk», pensó, mientras probaba el peso de la hoja, bien equilibrada. «Bien, no tendré que usar una de las mías». Luego giró y lo lanzó directamente de regreso hacia él, aunque no tenía la intención de herirlo, solo mostrándole que era tan buena como él, o incluso mejor, aterrizó exactamente donde quería, en la punta misma de su zapato. Vio la mirada furiosa que le lanzó, su oído ahora también mejorado por Ky’ra captó un suave paso a su izquierda. Agarró una flecha, la colocó mientras se giraba y la dejó volar en el momento en que sus ojos avistaron a su compañero acercándose a ella, se clavó en su hombro izquierdo. Retrocedió, sin gustarle la flecha con punta de plata y el efecto que le estaba causando. Su lobo quedaría fuera de acción hasta que se la quitara. Colocó una tercera flecha y se volvió hacia donde ahora también podía oír al otro hombre acercándose. Era ágil con los pies, estaba lo suficientemente cerca como para ver la punta de flecha de plata apuntándole. Lo vio dar un paso atrás. Su cabeza se volvió para mirar a ese gran bastardo en la otra colina, luego de regreso al que tenía delante. Era su forma silenciosa de advertirle que estaba dispuesta a disparar a su hombre si no se retiraba. Cuando él no se movió para irse, soltó su flecha y la atravesó la mano del hombre y luego la clavó en el árbol detrás de él, dejándolo allí. Giró y encajó la flecha número cuatro, la apuntó directamente a ese gran bastardo, su advertencia era clara. —Retrocede ahora —dijo suavemente—. Transmíteselo. Sabía que ambos hombres estaban lo suficientemente cerca como para escucharla con su oído mejorado y harían lo que se les dijo. Su vista se desvió por el sonido abrupto de la pelea en el valle. Mierda, no tenía más tiempo para esto. Giró y corrió para posicionarse mejor y comenzar a ayudar a su equipo, disparó tres flechas en rápida sucesión y derribó a tres renegados, muertes instantáneas. Vio movimiento y ese gran bastardo y el resto de su equipo corrieron hacia el valle y comenzaron a eliminar a los renegados también. Él y su equipo no eran su problema, parecía. También estaban aquí para acabar con los renegados. Tampoco tenía la intención de ayudarlo. Simplemente, se enfocó en su equipo solamente. Observó la pelea y entre su unidad y la de él, hicieron rápido trabajo de eliminar a los renegados. Hubo una acalorada discusión en el valle entre Thomas y ese gran bastardo, a quien notó que las chicas restantes se acercaron y se inclinaron ligeramente hacia él. Luego se marcharon siguiendo su dirección. Él le siguió poco después de terminar su conversación con Thomas. Ella lo estaba observando a él y a su equipo. Él regresó directamente al árbol con su flecha clavada, la sacó y escaneó el área, probablemente buscándola. Ella había estado en movimiento todo el tiempo que duró la pelea en el valle. Él no tenía idea de dónde estaba, no la encontraría fácilmente, pensó y se rio para sí misma cuando no pudo hacerlo. Frunció el ceño cuando él rompió la flecha sobre su rodilla y la lanzó al suelo. Qué desperdicio de una flecha perfectamente buena. Caminó por el valle y recuperó sus flechas de los renegados muertos, se adentró en el bosque y recogió la punta de la flecha rota y luego regresó a su equipo. Las chicas estaban todas cansadas y débiles, no alimentadas correctamente, claramente traumatizadas por el abuso de los renegados. Lucinda caminó entre los renegados y se aseguró personalmente de que estuvieran todos muertos. Cualquier cosa que aún respirara, ella la atravesaba con una hoja, en un golpe agresivo y mortal en su corazón. El asalto s****l a cualquier lobo nunca quedaba impune y moría a manos de ella. Simplemente, no lo toleraba en absoluto.
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