Venciendo los miedos… Cuando acepté y firme un contrato donde aceptaba ser voluntaria empezó el proceso de preparación. No solo necesitaba estar preparada de forma física sino también de forma emocional. Primero empezamos terapia con un psicólogo que nos alertaba de los cambios que íbamos a enfrentar, después fue con un nutricionista para aprender la forma adecuada en la que nos debíamos alimentar. A mí en particular se me hacía difícil creer que empezaríamos a comer esas porciones tan pequeñas que él señalaba. Dentro de mí mantenía la idea de comerme una hamburguesa con un servicio de papas y una Coca-Cola y terminar rematando con un postre. Pero seguía adelante con el proceso, cuando los especialistas nos examinaron por completo con exámenes de rutina y verificaron que nuestros