Capítulo 2

1182 Words
Al día siguiente, me desperté al canto de los pájaros y sobre todo por la luz del sol que iluminaba mi habitación. No podía saber de qué forma se manejaban con las horas, hasta que no saliera de donde estaba no sabría, así que decidí prepararme. Fui a lo que sería un armario lo cual tenía diferentes cajones y encontré mis vestidos, mayormente de color blanco y algunos de un color celeste claro. No tenía muchos, pero tampoco pocos. Me puse uno de color blanco, me puse unas sandalias hechas como de cuero y salí de mi habitación. Como dije, mi casa no era de personas que tenían un alto estatus, pero tampoco estaba tan mal, al contrario, era muy acogedora. La casa por lo que podía ver, estaba hecha de barro y el techo de paja. Ahí todo estaba junto, era cocina y comedor al mismo tiempo. Había unas pequeñas ventanas para iluminar un poco el lugar y un fuego suave y cálido en una chimenea, donde parece que mi madre había puesto algo para cocinar. Cuando me vio levantada se alegró y me dijo: - Buenos días, hija. - Buenos días, madre. ¿Quieres que te ayudé en algo? - pregunté porque la vi que traía un canasto de mimbre con ropa. - Oh no hija, no es necesario. Tu hermana me ayudo – dijo mientras dejaba el mismo arriba de una mesa – Pero dime... ¿Cómo te sientes? - Me siento bien, gracias madre. - Me alegro – dijo sonriendo. Yo me sentía como sapo de otro pozo, pues no había ningún tema para conversar. Por lo tanto, me limité preguntarle acerca de mi padre y mi hermana. - ¿Cómo están padre y hermana? ¿Dónde se encuentran? Esto podría darme una pista en que hacía mi padre para vivir. - Tu padre se fue al palacio a entrenar con los soldados, tu hermana anda por aquí cerca, seguramente ya viene. Así que mi padre es soldado, claramente no debe ser un soldado de alto rango, ya que sino no estaríamos viviendo aquí y mi hermana bueno... madre dijo que anda por aquí cerca, por lo tanto, debe ser una niña. En eso entro una joven, más o menos de unos once años, la misma me sonrió al verme y se acercó para abrazarme. - ¡Hermana! ¡Me alegro tanto que hayas despertado! Lo bueno es que parece que nos llevamos bien. - Yo me alegro mucho de verte nuevamente, hermana. Realmente ni me acuerdo que me pasó para estar tanto tiempo dormida – dije sonriendo al mismo tiempo que la soltaba. - ¿No lo recuerdas? - Para nada, creo que eso es porque estuve mucho tiempo dormida. - Te golpeaste la cabeza - comenzó a decir mi madre – Te encontrabas en el río lavando ropa conmigo y cuando te levantaste pisaste mal y caíste al piso golpeándote la cabeza contra una piedra, de tamaño pequeño pero una piedra, lo cual te hizo perder el conocimiento y estar dormida por tres días. Llamamos a un Curador de la zona y él te atendió, nos dijo que no sabía que sobrevivirías y desde ese entonces por tres días él te estuvo atendiendo, cuando pensó que no había más nada que hacer, al poco rato cuando se fue tu despertaste y tu padre fue avisarle. Pero no vino, porque se encontraba en el palacio del faraón. ¡Ajá! Así que me encuentro en el antiguo Egipto, ¿pero de qué forma pude romper la línea del tiempo? Tenía entendido que cuando una persona muere de ninguna manera podía reencarnarse en una persona del pasado, a no ser que me haya reencarnado en un universo paralelo donde en un pasado muy lejano soy esta persona, pero no sé si esto puede ser verdad o no. De todas formas, sea un universo paralelo o algo parecido, seguramente se mantengan las mismas costumbres que cuando leí acerca de esta civilización y los mismos métodos de supervivencia. Me quedé callada por un momento, vaya forma de accidentarme y perder el conocimiento, esta vida cada vez me sorprende más, me tendría que andar con cuidado para que no se repita la historia. - Entiendo madre... Obviamente que si el faraón te llama no vas a dejar de atender a la familia real, por ver a una simple ciudadana como yo. - Gracias por explicarme, aunque sigo sin recordar nada, me alegra saber de qué forma quedé en cama por tres días. - ¿Tienes hambre querida? - No madre, estoy bien. Esperaré a comer más tarde, ahora... me gustaría salir un poco afuera. ¿Me acompañas hermana? - Claro, seguramente quieres tomar aire después de estar dormida y encerrada por tres días. - Gracias – dije sonriendo. Salí para afuera y el sol me encegueció, realmente su luz estaba fuerte y hacía calor. Miré a mi alrededor por si había algo que me indicaba en que parte del día estábamos y en una de las puntas de la casa encontré un reloj de sol. Me acerqué a él, sobre todo para verlo, pues nunca había visto uno en persona y de paso, saber en qué parte del día estábamos. Era de piedra de tamaño pequeño y estaba apoyado sobre un poste del mismo material. Para lo que no saben, el reloj de sol dividía el día en diez partes, con dos horas adicionales de la puesta del sol durante la mañana y la tarde, constaba con una asta larga dividido en seis partes y una barra elevada que proyectaba una sombra sobre las marcas, las mismas indicaban las horas del día. Durante la mañana el reloj se orientaba al este, mientras que al mediodía se giraba al oeste, midiendo como el sol se ponía en la dirección opuesta. Me preguntaba si en aquella época existiría el obelisco, también otra herramienta para indicar las horas, como también los cambios de estación. Pero no vi nada de eso desde donde estaba, por lo tanto, lo dudaba. Me acerqué al reloj para ver la hora si sabía leerlo y me sorprendió al ver que sí, por lo tanto, eso me aliviaba, pues aún poseía en mi mente los conocimientos de esa joven, aunque ahora yo estuviera en este cuerpo. Miré con atención el mismo y a pesar de que sabía leer los números, me costó un poco entenderlo, pero después de un ratito caí en la cuenta de que era de mañana. Mi hermana se acercó y me preguntó que queríamos hacer. Entonces se me ocurrió pedirle que me llevara al centro de la ciudad, donde más o menos yacían las tiendas de los mercaderes los cuales vendían cosas. Ese pequeño paseo sería bueno para mí, pues aprovecharía a saber un poco más de esta antigua civilización viviéndolo personalmente y registrar lo que viera en mi mente, para plasmarlo de forma escrita. Tendría que averiguar de qué forma, sabía bien que los egipcios usaban papel para escribir, pero en mi posición... ¿tendría la posibilidad de obtenerlo? De no ser así... tendría que crearlo...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD