–Ah no, no, no y no…ni sueñes que vas a entrar por ahí Hoffman. – Saltó Alice de la cama gritando y levantando un dedo amenazador a Scott. –Vamos Ali, es que tienes un trasero que…Mmmm–Y Scott levantó sus manos haciendo un gesto como si estuviera apretando algo. – Que está hecho para ser disfrutado al máximo. –Puedes hacerlo perfectamente sin la necesidad de pasar por la puertita número dos. –Y la chica llevó sus manos a la cadera, y luego se dio la vuelta moviendo las nalgas para provocarlo más. –Además, Dios no la creó para los placeres carnales–Habló con convicción. –La boca tampoco y hace un rato eso no te ha importado. –Se burló Scott– Y deberías pensar en tu salud. –Susurró Scott viendo como Alice fruncía el ceño sin entender a donde quería llegar. –Lo tienes muy pequeñito, no cre