CAPÍTULO TRECE Ceres sintió un fuerte miedo cuando se dio cuenta de que alguien la estaba siguiendo. Aceleró el paso por el camino de piedras blancas, iluminado por el sol de la mañana, serpenteando en medio de pastos verdes e interminables hileras de flores, su mente todavía daba vueltas a su encuentro con Thanos la noche anterior. Se detuvo y miró por encima de su hombro, escuchando si oía los pasos que sabía que acababa de escuchar. Pero no había nadie a la vista. Ceres se quedó paralizada y escuchó. No tenía tiempo para juegos irritantes. Debía llegar al campo de entrenamiento de palacio con las armas en la carretilla antes de que empezara la práctica, o Thanos estaría desarmado. ¿Quién podría ser? Muy acalorada, alzó la vista al cielo mientras una gota de sudor caía por su frente