Está deseoso de probarla nuevamente pero va a tomarse todo el tiempo que desee. Apoya su pene en sus glúteos y empuja hacía adelante para rosarse contra ella mientras que sigue moviendo sus dedos al rededor de su clítoris, la eleva levemente apretando sus pecho con su mano libre, jadea en su oído dejando besos húmedos en su cuello y espalda. Tenerla tan predispuesta para él sabiendo el desprecio que se tienen, en particular ella para con él, es lo que más le enciende de toda aquella situación. Vuelve a empujar su cadera contra ella tirando de su pezón sin delicadeza, su pelo rubio cae a un costado de su espalda dejándole el privilegio de ver sus muecas al sentirlo un tercer dedo en su interior. Pero esta vez ya no aguanta tanto como la primera vez y sus dedos se llenan de su placer.