—¿Estás bien?— ella rueda los ojos y asiente, pone un chicle en su boca y mira hacía la ventana,
—no te preocupes— le deja en claro.
—¡en primera medida no tendríamos que haber ido a uno de sus clubes oli... Este tipo es un imbécil!— pasa su mano por su cabello preocupado mientras que conduce.
—¡Fue mi idea Gael!— le recuerda.
—¡¡soy un imbécil por no haberte cuidado además estás recién saliendo de un choque!!— se queja y se maldice a sí mismo porque sabe que en parte es su culpa porque él tiene que velar por su seguridad.
—me pone de mal humor, que crea que esto es un maldito cliché, ¡¡esto es la maldita vida corriente!!— asegura bufando.
Cuándo quierr darse cuenta ya estan en la puerta del edificio del castaño, suspira y ve a los custodios venir a recibirla, ella junto a Nicolás q
