Gracias al violento castigo que Eder me regaló innecesariamente, ahora sabía con exactitud lo que pensaba hacer con Melissa Rey. No me agradaba saber que fue su mujer ni mucho menos que fue pionera junto a él con éste movimiento online pero el hecho de que se me hiciera participe era satisfactorio para mi. Mi mente abierta era demasiado amplia en la planificación de cuestiones a mi alrededor que termiran favoreciendome, y cuando se me ocurrió el modo en el que derrocaríamos a la flaca esa, mi mente hizo Eureka! — Déjalo en mis manos. Eder no entendió mi respuesta y no me importaba, porque luego de dos semanas, vio los frutos de mi maravilosa idea. Las transmiciones habían sido un éxito y mi jefe organizó la reunión mensual donde se exhibirían los TOP y estos serían reconocidos delante