El sonido de la puerta de casa avisaba un visitante, uno que no esperaba, pero que de igual manera me espera, ahora todo se sentía un poco más vacío, Lila se había ido con él hace dos días y la extrañaba, los extrañaba a ambos.
Me había dedicado a escribir, transcribir lo que había pasado e ir a terapia, por primera vez en tanto tiempo sentí que no fue en vano mi camino hacia aquella psicóloga que rabiaba conmigo a diario, había seguido el consejo, le había mando un mensaje apenas salí, pero todo se sentía raro, como colgando de una cuerda floja, Thomas apenas respondía mis mensajes y yo no paraba de releer aquel “las extraño” que había marcado la distancia que ahora nos cubría, a esto se resumía todo unos simples mensajes, charlas triviales, pocas palabras y silencio, no habíamos compar
