ARYA. — Pues debemos irnos. – se despide mi tío. — ¿No pueden quedarse más tiempo? – pregunto esperando que mi prima pueda venir conmigo en la fiesta de esta noche. — No, tenemos unos asuntos en la ciudad de Nueva York. – responde de nuevo subiendo unas cosas en el auto que rentó. Estamos todos en frente de la casa, abue, abraza a mi tío mientras yo a mi prima. — Ni modo, Arya, esta vez debo irme. — Pero… — Regresaré. – me guiña el ojo. — Mirian, cuida de mi hijo, te lo encargo. – abue le da un abrazo a mi tía. — Lo haré, Amelia, con mi vida. – responde ella. Mi tío se hace el ofendido, pero, terminamos riendo, en eso llega Sander encima de su moto, es decir, de una súper moto en la cual lo he visto muy pocas veces. Este al ver que mis tíos y prima se preparan para irse arruga el