— Elena — la detuvo antes de que cruzara por la puerta.
— ¿Qué pasa? — su tono fue hosco e impaciente.
— De casualidad... ¿estarás enfadada conmigo? — preguntó Jessie en la soledad del salón del club, un lunes por la tarde después de haber compartido dos horas de las actividades del club con el resto de los integrantes, que ya se habían marchado.
"No. ¿Por qué iba a estarlo? ¡Sólo me gustaste por tres años y tú me rechazaste de tal manera que destruiste el poco autoestima que tenía! Por supuesto que no estoy molesta".
Una ráfaga de furia se originó en su estómago y quiso subir hasta ser expulsada por sus labios con palabras impulsivas, pero prefirió decir:
— ¿Qué te hace pensar que lo estoy?
— Bueno, últimamente... — desvió su mirada a otro lado, porque entendía lo que había ocurrid
