Escuchó el ruido que causaba la puerta principal de su casa, y teniendo aquello como aviso, Elena se despertó, percatándose de que todo a su alrededor estaba en silencio, lo que significaba su soledad en el apartamento. Se levantó de la cama arrastrando los pies con pereza, mientras se encaminaba al comedor donde seguro su madre había dejado una nota. Como bien supuso, ésta decía: “fui a visitar a mi amiga Lily, Wendy está en casa de una amiga. No te olvides de almorzar”. Era costumbre que cada cierto domingo, su mamá abandonara la casa para juntarse un rato con sus amigas de las cuales charlaba y tomaba un cafecito y como ella dormía hasta después del mediodía, parte de su tiempo libre ya estaba consumido. Mientras marcaba el número de una pizzería que conocía para pedir así su pizza