Capítulo 7
La cena en casa de los padres de Estefanía.
El auto de Mateo poco a poco fue descendiendo la velocidad luego de cruzar las rejas de la propiedad hasta que queda aparcado a fuera de la casa de la casa de sus suegros.
En este momento ambos abren la puerta de los coches para poder salir. Una vez afuera, Estefanía se queda parada al lado de la puerta del copiloto, haciendo que Mateo se acerque hasta ella para tomar su mano. Ambos habían acordado que iban a fingir que todo estaba bien entre ellos, por lo cual eso era lo que estaban haciendo.
Así, tomados de la mano, se acercaron a la puerta y tocaron el timbre. Poco después fueron recibidos por una de las empleadas, quien les permitió la entrada a la casa. La muchacha los guio hasta la sala donde los esperaban Marta y Julio, los padres de Estefanía y Sabrina.
Los cuatro estuvieron pasando buen momento en la sala durante bastante tiempo, estuvieron hablando de bellos momentos que pasaron desde la última vez que se vieron. Por supuesto que la joven pareja mintió descaradamente contando tonterías que supuestamente estuvieron haciendo esa semana cuando ni siquiera se vieron en casi un mes.
Por suerte, la conversación se terminó cuando la empleada que les había abierto la puerta se acercó para comunicar que la comida ya estaba servid. Al escucharla Marta, le pidió a la joven que subiera hasta el cuarto de Sabrina para decirle que bajara a comer.
Mientras la joven se iba rumbo hacia el piso superior, ellos cuatro se fueron al comedor. Al sentarse y esperar a que Sabrina bajara, la mente de Mateo no dejaba de suscitar pensamientos sobre si ella recordaba o no lo que había pasado entre ellos en su auto la otra noche.
Él estaba seguro de que ella ni siquiera se dio cuenta de que no había besado, pero quién quita y tal vez lo recordó durante este tiempo, lo que lo ponía muy incómodo.
Cuando Sabrina llegó al comedor, se paró en la puerta, saludando a todos desde lejos, sin acercarse a nadie en particular, para después ir a tomar su asiento y empezar a comer.
Estefanía estaba un poco molesta por la actitud de su joven hermana, sin embargo, no dijo nada, al menos con palabras, porque con la mirada lo decía todo. La relación entre ellas nunca había sido muy buena ni nada parecido, siempre estuvieron en constantes roses, pero nada grave.
Los padres de ellas también estaban un poco disgustados con la actitud de su hija pequeña, pues, pensaban que tal vez le faltó un poco de mano dura, la actitud de ella dejaba mucho que desear para ellos.
Mientras estos tres pensaban crítica sobre ella, Mateo solo podía pensar en qué bonita se veía hoy y que esa actitud le quedaba.
No queriendo que los demás descubrieran cómo miraba a su pequeña cuñada, se puso a comer al igual que ella.
Cuando toda la cena había sido terminada, Marta pidió que trajeran el postre con una taza de café para así poder charlar un rato entre todos.
El ambiente era Bueno hasta que Julio le preguntó a Sabrina que era lo que iba a hacer con su vida a partir de ahora, pues, ella necesitaba conseguir un trabajo o ponerse a estudiar de inmediato
Sabrina abrió la boca para contestarle a su padre que pronto empezaría en la universidad, ya que ella había sido aceptada en la escuela de administración, pero no tuvo tiempo, por el hecho de que su hermana, viendo una gran oportunidad de mantener controlado a su esposo en la empresa, la uso sin miramientos
-Si no quieres estudiar, tal vez podrías ir a trabajar en la empresa con Mateo, estoy seguro de que le encantaría tenerte allí como secretaria o ayudante de alguna forma.
Tanto Mateo como Sabrina se mostraron sorprendidos por las palabras de Estefanía y aunque cualquiera de los dos quiere contestar de que era una mala idea por los motivos que ambos tenían, no pudieron decir nada, pues Julio tomo la palabra.
-Me parece una grandísima idea, si a Mateo no incómoda de ninguna manera sería estupendo que Sabrina fuera a trabajar allí.
La vista de Mateo iba por todas las caras de los presentes, sin comprender qué demonios iba a decir, ya que su esposa no solo había metido la pata, había metido la pierna entera con lo que había dicho, sin imaginarse todas las cosas que surcaban por la mente de su esposo con respecto a su cuñada.
-Claro que no hay ningún problema, sería una muy buena ayuda en la empresa.
-Pues ya te conseguimos trabajo, hija. ¿No estás contenta?
Dijo Julio muy feliz, aunque Sabrina no lo estaba en lo más mínimo.
-No lo puedo creer papá, ni siquiera me dejas conseguir a mí un trabajo. ¿Por qué te metes así en mi vida? Es obvio que Mateo no quiere que yo vaya a trabajar allí. Pero tú estás insistiendo y no le dejaste de otra opción más que decir que sí a esta propuesta.
-Deja de decir niñerías. Claro que a Mateo le agrada la idea que vayas a trabajar allí, no aceptó porque yo se lo pidiera.
Dijo Julio pensando que eran verdad sus palabras.
-No voy a trabajar allá papá.
Sentenció Sabrina.
-Lo harás Sabrina. No puedes estar toda la vida metida en tu habitación, tienes que salir y descubrir el mundo y qué mejor que al lado de tu cuñado.
Antes de que Sabrina pudiera decir algo más, Marta habló elevando la voz.
-Ya basta, harás lo que tu padre te dice. Esta es una gran oportunidad y no la vas a desperdiciar. No quiero escucharte decir otra palabra; que no sea sí.
Luego de un incómodo silencio, Sabrina solamente pudo asentir con la cabeza. Para tratar de aliviar un poco la situación, Mateo le dijo a Sabrina con una pequeña sonrisa.
-Pues eres bienvenida a la empresa será un placer tenerte allí trabajando.