CAPÍTULO VEINTE Kevin notaba que la tensión crecía mientras entraban a Sedona. Su pequeño convoy mantenía su forma, pero Kevin imaginaba que él no podía ser el único que sintiera que debería dar la vuelta, acelerar su moto y conducir hacia la seguridad. Chloe estaba pálida por la tensión. Luna parecía decidida, pero con ella eso a veces significaba que se estaba enfadando con el mundo, pues no le gustaba tener miedo. Pero había mucho a lo que tener miedo. Por muy duros que fueran los moteros, la nave que tenían encima era del tamaño de una ciudad entera. Nadie podía luchar contra eso con cadenas y cuchillo y el resto. —Es bastante grande —dijo Kevin. —Tú acuérdate del virus —dijo Chloe—. Si se lo hacemos llegar, podemos ganar. —A mí no me importa lo grande que sea —dijo Luna—. Se llev