Capítulo 89
Debías hablar conmigo si querías hacer negocios
En ese momento, al escucharla, Rómulo dejó de quejarse y miró a Samantha con cariño, por mi parte, solo creció mi admiración por ella, únicamente una mujer excepcional sabe cómo hacer que un hombre tan testarudo como Rómulo Gruber se relaje de esta manera y cambie de opinión con una sola frase
“tiene razón señorita Gruber, hasta ahora mi estancia en su país no ha sido interesante, salvo algunas excepciones”
Ella, no volvió a dirigir su mirada hacia mí, y tampoco se molestó en responderme, aunque puedo entenderla, espero que pueda resistir las nalgadas que se acaba de ganar por tratarme de esa manera, en este momento tomó las manos de su papá y le preguntó
“¿estás enojado por el documento de compromiso que firmé con el señor Q
