Capítulo 4.2 Sentimientos

1434 Words
- Nunca - fue su respuesta, me soltó poco a poco y me miró a los ojos - eres y siempre serás mi mejor amiga Laura, te pido que me perdones por lo de la mañana. - No, ni lo menciones de hecho ni siquiera lo recuerdo - sonreí con sinceridad. - ¿En serio? - me miró con su dulce mirada, esa dulce y amielada mirada. - ¡Claro tonta!, ya es asunto olvidado. - ¡Me alcanzas en las canchas Dennis? - le gritó Armado que ya iba unos metros adelante junto con unos amigos. - No, espérame ya voy, nos vemos Lau - me besó en la mejilla - pasas por mi mañana como siempre ¿sale? - Sí, claro - le dije mientras ella corría para alcanzar al idiota de su novio, suspiré profundamente al ver que él la tomaba por la cintura... a ella a mi mejor amiga. - ¿Te sucede algo Laura? - esa voz, de nuevo su voz. - ¿Cómo? - volví el rostro a un lado y le miré... Karla miraba en dirección de Dennis, una gran nube gris cubrió el sol, pareciese que el cielo de pronto se hubiera puesto triste. - Tal vez más tarde llueva ¿verdad? - Karla me miró, por un instante su mirada me pareció muy triste. - Sí, creo que no tardará mucho en llover. - ¿Viniste a buscar a Dennis? - No, te vine a buscar a ti - le respondí, ella levantó una ceja y sonrió de medio lado. - ¿A mí? - pregunté un poco incrédula, "¿por qué habría de estarme buscando ella?" - Así es - me extendió su libreta y me sonrió. - ¿Esto es?... - le inquirí. - Es la tarea que me dejaste ¿ya se te olvidó? - ¡Oh! Es verdad, bueno pues te daré la libreta mañana y hoy en la noche la revisaré - le dije mientras sentí como una gota de lluvia caía sobre mi mano. - ¡Vaya! parece que se adelantó un poco la lluvia. - Sí, así se ve - me dijo mientras miraba hacia el cielo y una gota caía sobre su frente - creo que tendrás que revisarme la tarea hoy mismo porque mi siguiente clase es química y necesito la libreta ¿sabes? - sonrió mientras con el dorso de su mano se limpiaba la frente. - Pues si no te molesta - le dije - perder unos minutos, entra conmigo al laboratorio para que te la revise. - ¡Claro! - me respondió - y será mejor que entremos ya o sino terminaremos todas empapadas, ja, ja, ja, ja, ja - la sonrisa de Laura era linda y agradable si he de confesar la verdad me hizo sentir a gusto. - Bueno pues entremos - abrí la puerta del laboratorio invitándola a pasar. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Alejandro trabajaba en uno de los tantos Hospitales del Sector Salud en el Área metropolitana de la Ciudad de México; era un buen médico, amable y respetuoso con sus pacientes, a pesar de que la carga de trabajo era bastante siempre procuraba atender a cada persona con la atención que él consideraba se merecían todas aquellas personas que iban a ese lugar en busca de alivio a sus dolores físicos. - Muy bien señora González va usted a tomar Naproxén de 250 mg una tableta cada 8 horas durante 7 días para la inflamación y para los mareos va a tomar complejo B también en cápsulas una diaria por 30 días ¿de acuerdo?. - Alejandro le sonrió al darle la receta. - Gracias doctor, es usted muy amable - la afable mujer le regalo una sincera sonrisa de agradecimiento. - Estamos para servirle señora González - dijo Alejandro mientras tomaba uno de los expedientes en sus manos; la señora se levantó de su asiento y tomó su bolso. - Ahorita que salga me hace el favor de llamar a Ernesto Pérez por favor. - Sí, doctor, hasta luego. - Hasta luego. La señora González salió del consultorio y casi en seguida entro un joven de unos 20 años perfectamente arreglado, vestido con una playera azul rey pegada a su delgado pero formado cuerpo, su cabello corto a la moda, y un pantalón strech imitación mezclilla en color n***o. El chico de inmediato se fue a sentar frente a Alejandro quien al verlo le saludó. - Buenas tardes eres Ernesto ¿verdad? - Sí doctor - la voz ligeramente afeminada del chico hizo que Alejandro frunciera levemente el ceño. - ¿Y bien que te sucede? - Bueno - siguió el chico hablando con el mismo tono de voz - la verdad es que hace días me he sentido mal del estómago. - Huumm, ¿qué más? - preguntó Alejandro escribiendo la sintomatología del chico en el expediente. - Bueno además tengo como agruras no sé porque, casi no tomo café o refresco - dijo el chico pasándose la mano sobre el pecho de arriba hacia abajo. - ¿Comiste algo?... ¿tal vez tu y novia fueron a algún restaurante no muy higiénico? - ¡Hay! no doctor ja, ja, ja, ja - rió el chico componiéndose como una mujer - no tengo novia, la verdad es que soy gay - le regaló a Alejandro la mejor de sus sonrisas. - Ya veo permítame un momento por favor - disimulando su fastidio Alejandro salió de su consultorio que era el 202 y se dirigió al 204, antes de entrar tocó y una voz femenina lo invitó a pasar. Dentro del consultorio estaba Ericka atendiendo a una paciente a la cual le estaba vendando el pie izquierdo. - Yo seguiré con la paciente - le indicó Alejandro. - No Alejandro, es mi paciente yo la estoy atendiendo - Ericka siguió vendando el pie de la paciente. - A ver dígame señora ¿qué le sucedió? - dijo tranquilamente Alejandro. - Me caí doctor y me lastimé el tobillo. - ¿Tienes las radiografías Ericka? - Alejandro es mi paciente ¿por qué no vas y atiendes al tuyo? - Sin hacer caso de lo que decía la doctora Alejandro tomó las radiografías y las puso sobre la pantalla de luz para ver el daño. - Bueno - dijo Alejandro - parece que no hay fractura solo es la inflamación que corresponde a este tipo de caídas. Tuvo suerte señora un poco más y se rompe el tobillo hay que tener más cuidado - Alejandro le sonrió a la paciente y le guiñó un ojo. - Sí doctor - la paciente sonrió ante la preocupación que mostrara por ella, era además difícil no sonreír o contentarse ante esos ojos grandes color café claros herencia de su madre, su cabello levemente ondulado castaño claro, su piel morena clara, su voz firme, segura, grave y dulce a la vez; su altura 1.75 también herencia de su madre lo hacían verse una persona amigable y cordial. - Alejandro ¿no tienes paciente? - Ericka sabía que cada vez que Alejandro llegaba de esa forma sería porque algún paciente seguramente era gay o una lesbiana y él simplemente no quería atenderle - Alejandro por favor no me ignores - dijo Ericka mientras se levantaba después de haber vendado el pie de la señora. - Déjame checar el vendaje - Alejandro rápidamente se sentó en el banco de metal y se dispuso a revisar el vendaje - No, definitivamente necesita más presión en la base del tobillo para que no haya posibilidad de que se mueva. - Alejandro el vendaje esta bien - dijo Ericka un poco molesta. - ¿Duele señora...? disculpe ¿cuál es su apellido? - Gómez doctor - dijo la paciente haciendo un leve gesto de dolor. - ¿Lo ves? - dijo Alejandro mirándola con una muda suplica en su voz y en sus ojos que terminó por derrumbar la barrera que Ericka se había propuesto poner cada vez que Alejandro no quisiera atender a un paciente por el hecho de ser homosexual - la paciente refiere dolor - continuó diciendo Alejandro - a ver le volveré a vendar - dijo mientras quitaba de nuevo las vendas. - "Alejandro... ¿por qué siempre esto...? - pensó Ericka - sabía que era inútil seguir hablándole, él no se iría de ahí hasta que el paciente en su consultorio saliera - "Te juro Alejandro - siguió pensando Ericka mientras meneaba la cabeza en negativo y salía de su consultorio - que será la última vez que me hagas y te hagas esto."
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