Capitulo 7: Dennis

3151 Words
Primera Parte Laura… Laura siempre ha estado conmigo, si en algún momento la necesitaba ella siempre acudía a mí, siempre la había tenido para mí todo el tiempo para mí; pero desde que esa mujer había llegado a nuestras vidas todo empezó a cambiar, todo cambio por culpa de ella, ¿me pregunto si Laura la ama o si es que le gusta un poco?, todas esas veces que me fui sin que ella notara que ya no estaba, todas esas veces… ¿qué fueron esas veces?... pero ella me ha besado a mí, ella me beso… y ahora, ahora sé que ella siente algo por mi… pero… y ¿Armando?, ¿qué voy a hacer con él?... no puedo simplemente decirle que estoy enamorada de mi mejor amiga, además ha sido muy tierno conmigo y me ha demostrado que me quiere, le ha costado trabajo pero si he llegado a quererlo, sin embargo al besar a Laura yo… ¡ah! esta sensación que me recorre el cuerpo por completo haciéndome sentir escalofríos. ¿Qué está pasando conmigo? No sabía que sentía todo esto por ella… sin embargo todo fue desde que ella apareció en nuestra vida, sí, porque todo está bien, todo estaba bien… tengo que irme ahora no puedo quedarme a clases me siento los ojos un poco hinchados y todos me preguntarían que paso conmigo, le hablaré a Armando a su celular y le pediré que me lleve mis cosas… Armando… aún tengo tantas cosas que hacer… aun tengo tanto que solucionar… Dios ¿por qué tengo tanto sueño? -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- - El cuarto vence mañana a las 2 de la tarde – dijo el hombre colocando la llave frente a Román. - Solo serán un par de horas – dijo con sequedad - Román esto… - Cállate – le impero tomándola con fuerza de la mano y llevándola escaleras arriba – eres una puta que solo puede pensar en sexo. - Román – ella se detuvo dejando escapar el llanto - ¿por qué eres así? – le reprocho con dolor en sus ojos pero como única respuesta solo halló un golpe que se estrello en su mejilla provocándole una vez más ese conocido terror. - Cállate de una buena vez y sube – le miro con tanto desprecio… con tanto odio… le miro con un coraje que provenía de tan dentro de él… con una rabia… que más que sentir odio o enojo hacia él… no podía evitar sentir más que… pena… y lástima… subió lentamente las escaleras… su mejilla dolía… pero… más dolía su corazón. En otra parte de la Inmensa Ciudad Julián se echaba agua al rostro mientras miraba el agua escurrir por su cara a través del espejo, su mirada reflejaba el lento procesar de lo que había hecho y la sensación de culpa que se empezaba a apoderar de él y dentro de ese sentimiento que quemaba como ácido que corriese por sus venas, sintió que la odiaba, sintió que la despreciaba… ¿Qué era ese sentimiento?... se sintió irónicamente violado ¿podía acaso sentirse así?... ¿era posible sentirse así?... no terminaba de entenderlo, pero molestaba, molestaba tanto y hería tanto … se seco el rostro con la toalla y la dejo descansar sobre sus hombros, al salir se topo de frente con Alejandra, ella le miro con una sonrisa que… ¡Dios que sonrisa le ofrecía!... y él… el simplemente no pudo esconder un gesto de absoluto repudio… que ella… ella noto de inmediato y la alegría de su corazón se esfumo… tan rápido como la una bocanada de humo de cigarro… - Perdona – dijo turbada – yo solo quería decierte que… ya esta… - desvió la mirada posándola en la puerta del fondo – se enfriara si no vas a la mesa – termino de decir mientras bajaba el rostro para ocultar su dolor, se encamino rumbo a la sala mientras Julián se sentía culpable al haber notado como esa dulce sonrisa se había esfumado de los labios de quien le amaba con verdadera sinceridad. La alcanzo y la abrazo por la espalda, la toalla cayó de sus hombros, hundió su rostro entre su cabello, no dijeron nada, ni una palabra fue pronunciada, todo era perfecto… así estaba bien… al final lo amaba… al final… al final daría la vida por él… ¿cuánto puede amar una mujer al que considera el hombre de su vida?... ¿cuánto estaba dispuesta a perdonarle?... las veces que hicieran falta… porque con eso demostraría que lo amaba… ¿tonto?...¿cierto?... al final… al final… ¿con qué se piensa al estar enamorada?... Sin embargo, en el caso de Gloria y Román ¿qué se estaba dando?... ¿amor?... ¿eso era amor?... ¿así debía tratarte quien se dice amarte?... tantas preguntas… ni una sola respuesta… - ¡¡¡Gime pedazo de mierda!!! - Rom… - ¡¡Qué… esperas puta?!! – le embestía sin piedad, sin decoro, sin decencia… sin un dejo de ternura siquiera. - Por…fa…vor – suplicaba deseando que se detuviera, llorando amargura y sufrimiento. - ¡¡Vamos!!! ¿qué no te gusta? – le dijo apretándole los senos hasta hacerla gritar de dolor – ¡¡eso así mujerzuela!! - “Basta, por favor” – suplicaba una y otra vez dentro de su mente… - “es suficiente” – lo sintió tensarse y supo que el suplicio había acabado. Como siempre, se retiro de ella sin consideración y se metió al baño, mientras la dejaba tal como acostumbraba, vejada sobre la cama, con un mudo llanto que ahogaba en la almohada que debía ser quedito… muy quedito aún cuando deseaba gritar… pues si él la escuchaba… no tendría consideración en golpearla… otra vez… -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Abrí los ojos lentamente, sin embargo me desperté con sobresalto… ¿cuánto tiempo había pasado?... sentí esa desesperación que se tiene cuando se pierde el sentido del tiempo…¿qué día era?...¿qué hora era?... ¿qué había pasado?... miré mi reloj distraídamente y poco a poco me tranquilice habían pasado solo 15 minutos… me lleve las manos a la cabeza y las pase por entre mi cabello, no podía creer como era posible tener una sensación de angustia parecida a esa. Era hora de volver a clases pero no sentía las ganas de hacerlo, había tantas y tantas cosas en las cuales debía de pensar, al levantarme me sentí cansada tanto como si todo el día hubiera hecho ejercicio, no deseaba otra cosa que no fuera ir a la cama cerrar los ojos y olvidarme de todo, pero… pero eso no era posible, debía de solucionar mi situación con Karla y Dennis, de algo estaba muy segura, amaba a Karla pero a Dennis, solo la quería… como lo que siempre ha sido, mi mejor amiga. Me acomode el uniforme lo mejor posible y salí de ese sitio, la humedad entre mis piernas la seguía sintiendo, los besos de Dennis y sus caricias no dejaban de ser palpables en cada parte de mi piel, en cierta forma seguía sintiendo una excitación que no deseaba seguir sintiendo pero mi cuerpo se negaba a abandonarla. Llegue a la explanada de la escuela la atravesé rápidamente necesitaba llegar a los baños y echarme agua en la cara estaba segura que a leguas se notaba que había llorado y no deseaba que llegara alguien y empezara a interrogarme. Casi llegaba a los baños cuando una mano me sujeto del hombro. - Laura – su voz hizo que mi sangre se helara volví el rostro lentamente. - Karla… - dije susurrante. - Te he estado buscan… ¿sucede algo? – me pregunto mientras me sujetaba de la barbilla con su mano y elevaba mi cara para examinarme con detenimiento, le vi tensar la mandíbula y en sus ojos una expresión de arrepentimiento y tristeza que jamás en el mundo olvidaré. Sin decir nada me tomo de la mano y para mi sorpresa salimos de la escuela. Laura ha estado llorando, sé que aún es una niña pero todos estos meses… tanto amor que me ha dado, si he deseado llegar a más con ella, es solo que… me traiciona la sensación de sentir que abuso de ella, sin embargo… ¿tu quieres llegar a amarme así Laura?... le solté de la mano al salir de la escuela. - ¿Karla? – musito mi nombre muy suavemente. - Dime - ¿A dónde es que vamos? - A un sitio donde podamos estar a solas, únicamente tu y yo. - Karla… - musito mi nombre con un dejo de sorpresa - ¿No quieres? – le pregunte deteniendo el paso. - Yo… - bajo su rostro impidiéndome ver sus ojos. - Laura - He soñado con este momento desde hace tanto tiempo… y ahora… ahora… El sol que se ocultaba tras una nube empezó a iluminar las calles y al caer los rayos de luz sobre el cabello de Laura tal parecía una cascada de oro adornaba su cabeza, ella era tan hermosa, Laura era tan bella como un ángel, quizás por eso no deseaba llegar a más con ella, porque era demasiado pura como para querer profanar tal belleza con mis manos. Me paré frente a ella y le coloque las manos en los hombros, la sentí temblar, toda ella temblaba sutilmente como un gorrioncillo asustado. - Laura, ¿qué es lo que sucede?... - Yo… tengo que contarte algo – empezó a temblar más visiblemente, eleve su rostro con mi mano y vi esas perlas oceánicas abandonar sus ojos cual si fueran cascadas. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Me acerque a ella y coloque frente a ella una taza de té que le preparé… sus manos temblaban visiblemente, su rostro cubierto por el dorado de su cabello me impedía ver sus ojos, pero su rostro denotaba una palidez que me lleno de una profunda sensación de angustia, dentro de mi sentía una especie de mal presentimiento, tenía un miedo inexplicable, por un momento me sentí como una fiera salvaje que se viera acorralada por un enemigo invisible que no me permitiera visualizarle, me invadía la extraña sensación de un acontecimiento que derrumbaría mi vida, mi pensar y mi propia existencia. Podía observarla derramando sus lagrimas, su pecho convulsionando en una feroz lucha por no rendirse a un llanto desenfrenado. ¿Qué era este miedo atroz que me estaba acabando lentamente? ¿Qué era este sentimiento de incertidumbre con tienes de un entendimiento que no quería dejar dar a luz en mi pensamiento?... ¿Qué era esta maldita voz en mi mente que se reía de mí y me insistía en que dejara de negarme a lo que mis presentimientos me….? - Kar…la No dije nada, el té quedo derramado sobre la mesa, la silla donde ella se encontraba quedo tirada a un lado y mi cuerpo estaba encima de ella, fui consciente de mis propias lagrimas cayendo sobre el rostro de esa niña que había sido capaz de arrebatarme el corazón de una forma inexplicable, su gesto de inocente incertidumbre y sus ojos plagados de ese indescriptible temor fusionado con miedo, me llevaron a… Mi blusa estaba completamente desabotonada, los labios de Karla, suaves, tibios me recorrían sin ningún tipo de restricción sus manos se estaban deshaciendo de mi ropa con tal soltura, con tal presteza que estaba encendiendo cada parte sensible de mi ser, sentía en mi entrepierna una humedad y un calor que rebasaba mi sentido de la lógica y del entendimiento, la necesitaba tanto, necesitaba entregarme a ella, necesitaba que me hiciera suya, necesitaba sentirme de ella, era una agónica desesperación. Necesitaba tomarla, hacerla mía, ya no me importaba más que solo fuese mi alumna, ya no me importaba su edad, ¿Por qué tenía tanto miedo? ¿por qué sentía esta necesidad de tomar su cuerpo y hacerla entera y profundamente mía?, ¿Por qué esta ansiedad que me llevo a marcar la parte interna de sus brazos con marcas que se iban tornado violáceas?, mis manos se deslizaban por todo su cuerpo; deslice su falda llevándome su ropa interior con ella, fue placentero escuchar emitir de su garganta ese profundo gemido que casi me hace perder la razón, el recorrido por el largo de sus piernas me lleno de placer y de un deseo infinito de provocar en ella algo que estaba segura jamás en su vida había sido siquiera capaz de imaginar. Subí a su cuerpo y deje descansar mi piel en la suya y la sentí estremecerse de tal forma que provoco en mi el deseo que conlleva inclusive el pecado de la lujuria, le bese profundamente, no era un beso habitual, fue un beso más profundo, lento y tan lleno de fuerza que pensé por un momento sería incapaz de soportar y ella se aferro a mi espalda atrayéndome más hacia ella, Laura deseaba que profundizara aún más el beso y yo deseaba lo mismo, así que para incrementar su deseo dejé que mi pierna se humedeciera en el mismo centro de su cálida entrepierna, un movimiento rítmico que fue siguiendo con sus caderas y esa niña estaba haciéndome perder la razón. El cuerpo de Karla parecía todo un universo listo a ser explorado lleno de maravillas ocultas que esperaban ser descubiertas por mis manos mismas que acariciaban el largo de su espalda hasta enterrarse entre su obscura cabellera, era como tener la noche entre mis manos, era como poder crear una noche perfecta y cada vez que abría sus luceros azules se formaban mil y un mundos, cada uno completamente muevo y diferente al anterior, el camino que recorrió por mi cuello dejando rastros de una cálida humedad, logrando estremecer cada parte de mi ser, su boca se deslizo por mi pecho, mi estómago y se detuvo en mi vientre llenándome de suaves besos y entonces… Jamás en mi vida probé tal néctar, que sensación más indescriptible estaba sintiendo, la tome con fuerza de las caderas deseaba tanto ahogarme en ese mar líquido, quemante como el mismo fuego y tan fresco como la brisa del mar. El movimiento de sus caderas me hizo sentir en altamar al vaivén de las olas en una suave sinfonía llena de encanto, gracia y armonía. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- - “Hace mucho que no miraba el cielo, me había olvidado de cómo surcan las nubes placenteramente por ese intenso océano” - Hay veces Julián que desearía ser aquello que siento me hace falta para poder hacerte feliz. - ¿De qué estás hablando? - Es algo extraño ¿sabes? A veces cuando me miras siento que no soy lo que quieres. - No digas eso, eres hermosa, inteligente… - Pero hay veces que me pregunto si eso es suficiente para poder hacerte feliz. - Alejandra – musito se acerco a ella y le beso - ¿sabes? – le musito al oído – el cielo visto aquí recostados ambos parece todo un océano. - Lo parece mi amor, lo parece. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- La tenía sujeta a mi boca, la sentí estremecerse una y otra vez, de su boca salía la más hermosa melodía llenando mis oídos de un placer indescriptible, sus manos enterradas en mi cabellera apretándome más contra ella, sus caderas elevadas, sus piernas tensas y un mar vertido en mi boca que simplemente era incapaz de dejar de beber, intenso… profundo… la comisura de su boca adornada por el recorrido de su propia saliva que se deslizaba suavemente por un costado de su barbilla, su pecho bajando y subiendo notablemente, con esa profundidad en la que deseas recuperar el ritmo normal de tu propia respiración, el respingar de su cuerpo luminiscente por el brillo del sudor reflejado en pequeñas perlas que brotaron de su piel, esa piel blanca como el nácar que contrastaba plenamente con el canela de la mía, mi boca deslizándose por su vientre, su estómago, sus pechos, mi propio cuerpo cubriéndole el suyo, mi boca fundiéndose con la suya aferrándome a sus labios a la tibieza de su saliva que me impregnaba por completo; lo había hecho… el pecado estaba cometido, ella… era mía… solo mía… Su cuerpo envolviendo el mío, sus océanos azules infiltrándose profundamente en mis ojos, el agradable peso de su cuerpo descansando sobre el mío… me hizo sentir tan… segura… me sentí por primera vez en mi vida feliz… ¿así se sentía la felicidad?... y si me sentía tan feliz… ¿por qué abruptamente me vino ese temor que por un momento me contrajo el corazón de dolor?... sus ojos… esos azules ojos me miraban con tanta ternura, con tanto amor… ¿por qué me dolía ver sus ojos?... sentí el quemante recorrido de mis lagrimas y la pregunta que aprecie en sus zafiros ojos a la cual temía tanto responder, le abrace y la jale hacia mí, hundió su rostro en mi cuello y sentí su quemante aliento que era un paraíso y un infierno, sus lagrimas humedecieron mi hombro y supe que ella lo sabía… muy dentro de mi corazón tenía por seguro que mis ojos me habían delatado… y sin embargo no quise decir nada, no deseaba hablar en lo absoluto, necesitaba el silencio… necesitaba ese silencio y que me sintiera suya… porque yo era suya… solo suya… - Soy tuya… - musité con voz suave… solo tuya… - Mía… - musito suavemente – mía... – repitió mientras sus labios acometían mis cuello una vez más… - Karla… - susurre su nombre – al sentir una nueva ola de excitación recorrerme sin piedad. Me llevo en brazos a su recamara, no me miro, sus ojos estaba fijos al frente, noté la facilidad con la cual me llevaba, era tan fuerte, me sentía en verdad segura entre sus brazos, sin dejar de mirar al frente beso fugazmente mi frente y me ciño más a su cuerpo, abrió la puerta y nos introdujimos en su habitación me recostó suavemente en la cama, recorrí con mis dedos las facciones de su rostro… ¡Dios era tan hermosa!, ¿cómo es que Dios pudo crear tal perfección en una mujer?... sus labios tibios a mi tacto, el recorrido por sus bien torneados hombros, un deslizar por su piel bronceada, de mis manos inexpertas pero llenas de ansiedad, mi boca cubriendo cada parte de su piel, respirándola profundamente, impregnándome así de su perfume natural, una suave esencia de frescor incomparable y de una sensualidad inusitada; me hizo perderme entre los miles de besos que deposito en mi cuerpo, ahogo mis temores con sus labios, sació mi sed con el manantial de su boca; nos hicimos una… ella toco mi alma y yo toque la suya… ella me dejo impregnado en el cuerpo el completo de su perfume, yo deje mi esencia grabada en su piel… ella fue mía… yo fui suya… fuimos una… y en el sueño abrazadas, supimos que ya nada más importaba. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
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