Loki despertó con una gran sonrisa en el rostro, sentía que hoy era uno de esos días de suerte, tal vez su madre lo visitaría hoy. Con esos pensamientos en la mente se dio una ducha y se arregló para estar cómodo ese día. Agarró un libro, que había dejado ayer antes de dormir, en su mesa de noche. Bajó por las escaleras con dirección a la cocina para comer algo, al haberse levantado tarde no tuvo tiempo de tomar el desayuno por lo que solo comería una fruta hasta el almuerzo. Se detuvo en medio del pasillo al escuchar risas en la sala, reanudó su camino, pero esta vez en dirección a la sala. Al entrar pudo ver varios juegos de mesa tirados por toda la sala, su mirada se quedó en un adolescente mordiendo sus uñas mientras veía a sus amigos jugar. Ámbar sacó un bloque del clásico juego Jeng