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La novia no deseada del multimillonario

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Blurb

Annabelle, una estudiante universitaria de 24 años, tiene una aventura de una noche sin compromiso. Cuando ve al padre de su bebé en la portada de una revista, etiquetado como el multimillonario más joven de Nueva York y un mujeriego, su madre está decidida a utilizarlo para cambiar su pobre estatus.

Aidan, un multimillonario de 26 años con un gran impulso s****l, se enfrenta a la noticia del embarazo después de su noche con Anna. Está menos interesado en mantener a una mujer y tener un bebé está totalmente fuera de su alcance. Cuando se enfrenta a la noticia, la niega hasta que su madre amenaza con empañar su imagen.

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EPISODE UNO
POV de Annabelle La música está alta y las chicas mueven sus caderas al compás de la melodía. La atmósfera del club es una mezcla de felicidad, libertad, emoción y tensión... tensión s****l. Todos parecen felices, excepto yo. Quiero emborracharme para olvidar mis penas. Puedo ver a mi mejor amiga mirándome con lástima. —Lo odio, Pam. Lo odio —lloro mientras bebo de un trago el contenido restante de mi vaso. —Cariño, déjalo ir de una vez. Disfrutemos de esta noche —coloca su mano en mi hombro para tranquilizarme, pero estoy inconsolable. Las lágrimas ya están cayendo por mis mejillas. Pamela suspira al ver mi estado. Sé que está cansada de decirme que todo estará bien. Quiere disfrutar de la fiesta, pero tenerme cerca está arruinando todo para ella. Debe sentir que fue un gran error traerme aquí en primer lugar. Sé que lo hizo para animarme, pero me siento patética. —Me ocuparé de él la próxima vez que nos veamos —eructo y me seco las lágrimas con el dorso de la mano. —No voy a tener más hijos suyos. No voy a... —digo, eructando de nuevo. —Ya te dije que te olvidaras de él, ¿no? —puedo sentir su irritación. Estoy sorprendida por el tono que está usando conmigo. Solo quiero hablar de Cameron toda la noche para poder olvidarme de él mañana. ¿Por qué no puede entenderlo? —¿Me estás gritando, Pam? —señalo su pecho con el dedo índice en señal de interrogación. Pam sacude la cabeza y me atrae hacia su cuerpo. —Solo quiero que me escuches por la música alta —susurra en mi oído, defendiéndose y meciendo mi cuerpo contra el suyo como si fuera un bebé. Seca mis lágrimas restantes con su pulgar. —Está bien, cariño. Sabes que te quiero, ¿no? Asiento y me separo del abrazo. Empiezo a sentirme presionada, así que me levanto de repente y me tambaleo un poco. Pam se levanta para ayudarme a no caer. —¿Adónde vas? —Quiero hacer pis —respondo. —Déjame ir contigo —sugiere Pam. —No —me río a carcajadas—. Vuelvo enseguida. Me alejo de su abrazo. —¿Estás segura? —Sí —respondo antes de tambalearme hacia el baño. Sé que mi amiga aprovechará el poco tiempo que tengo a su favor antes de que vuelva, ya que veo a un chico guiñándole el ojo. Mis ojos se están haciendo más pequeños y me resulta difícil localizar el baño. Me doy cuenta de lo borracha que estoy. Me froto los ojos con el dorso de la mano derecha para poder ver con más claridad. Veo que el baño está a unas cuantas distancias. —Que te jodan, Cameron. Te odio —grito mientras pongo mis dos manos en las paredes para guiarme hacia el pequeño pasillo que lleva al baño. Me tiemblan las piernas mientras camino y trato de mantener el equilibrio. Casi me caigo de la frustración. Cuando me levanto de cansancio, la puerta del baño está frente a mí. Empujo la puerta con mi pierna izquierda y entro. Cuando estoy a punto de bajarme la cremallera de la falda para que me sea más fácil orinar rápidamente, un chico sale del segundo cubículo. También se está subiendo la cremallera de los pantalones. Parece sorprendido cuando me ve. —¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunto. —¿Qué estás haciendo aquí? —exige también. Lo miro y me pregunto por qué está en el baño de mujeres en lugar del de hombres. —Pareces borracho —se burla y camina hacia el espejo para lavarse las manos. Me siento herida por su declaración. —¿Cómo te atreves a llamarme borracho? —lo sigo enfadada. Estaba bebiendo para poder olvidar mi dolor por cómo Cameron me dejó por una chica fiestera. Beber no me ayuda a olvidar, y aquí estoy en un baño con un hombre que me está llamando borracho. El hombre parece sorprendido por mi grito. Se da la vuelta y se cruza de brazos. —¿No estás borracho? —Por supuesto que no —eructo. Se ríe un poco y se da la vuelta para terminar de lavarse las manos y poder salir. —Pervertido —lo insulto—. Sé que estás aquí porque quieres echar un vistazo a las bragas de todas las chicas que entran aquí. —¿Quieres callarte la boca? —me ladra molesto. Sus ojos se ponen rojos de repente y tiemblo de miedo. Me asusta el tono de autoridad. Me mira fijamente durante un rato antes de caminar hacia mí. Él está a unos pasos de mí cuando empiezo a caminar hacia atrás, viendo la mirada peligrosa en su rostro. Cuando mi espalda choca contra la pared, abro los ojos de par en par, con mi corazón martilleando fuerte. Observo su rostro; sus ojos azules cristalinos, la nariz larga y puntiaguda, los labios rosados, el bigote y su cabello n***o ondulado. Se ve guapo y peligroso. Me gustan los hombres así, por eso me enamoré perdidamente de Cameron. El aliento del hombre abanica mi cuello, sacándome de mi ensoñación, y me estremezco. Acerca su boca a mis oídos y susurra. —Soy un pervertido, ¿no? Me estoy volviendo sobria. Sacudo la cabeza nerviosamente. Cuando no dice nada más, trago saliva y miro hacia la puerta para ver qué hay escrito encima. Jadeo suavemente al darme cuenta de que estoy en el baño equivocado... estaba en el baño de hombres. —Acabas de llamarme pervertido, ¿no? —niego con la cabeza otra vez mientras mis ojos se posan en él. Se arregla la corbata y se aleja con una sonrisa satisfecha en el rostro. —Puedo conseguir a cualquier mujer que quiera con mis encantos —se inclina hacia adelante para susurrarme al oído—. Eres inclusiva. Sé que soy guapo, así que deja de mirarme con lascivia. Camina elegantemente hacia la puerta. Antes de que pueda salir, empiezo a sentirme sobria y lo detengo. —No te estaba mirando. Además, no eres guapo para mí. Mi novio es mucho más guapo. No necesitas sentirte tan seguro de conseguir a cualquier chica que quieras, yo incluida. Pongo los ojos en blanco, ignorando los latidos de mi corazón. No quiero que piense que lo encuentro atractivo; está demasiado seguro de su apariencia y odio admitir mis emociones ante hombres así. —¿En serio? —sonríe. —Sí. Él camina tranquilamente hacia donde estoy parada. —Si tu novio fuera más guapo, no me mirarías de esa manera. Además, ¿qué estás haciendo aquí sola y borracha? —cruza su brazo frente a mí. Parece que le gusta hacer eso. —¿Quién te dijo que estoy aquí sola? —me río, fingiendo estar feliz. —Si estás con tu novio, no estarás tan borracha —afirma. Me quedo en silencio. No sé cómo responderle. De repente me quedo sin palabras. Me alejo de su vista y pregunto. —¿Eres psicólogo? Él solo sonríe. Punto de vista de Aidan Yo estaba en el mismo lugar, esperándola. Mi imaginación ya estaba desbordada. Lo veía como una oportunidad para cumplir una de mis fantasías: tener sexo en el baño. También quería demostrarle a la chica que podía conseguir a cualquier mujer que deseara; mis encantos siempre estaban en acción. Vine a la fiesta con el único objetivo de relajarme y disfrutar de la noche después de dos semanas enteras de trabajo sin parar. Cuando sale del baño, me ve de pie en la misma posición. Está a punto de decir algo cuando le digo: —¿Qué tal si te beso solo para demostrar que no te atraigo?— —¿Qué?—, exclama, riéndose. —¿Te parezco una zorra barata?— —No. Te ves decente, pero solo quiero estar seguro de que no te atraigo, como dijiste—. Puedo ver que ha mentido. Me encuentra atractivo. Sé que soy el hombre más guapo que ha visto en toda su vida, pero no quería que lo supiera. No se ha recuperado de la sorpresa de mi pregunta cuando coloco mi mano en su cintura, y al minuto siguiente, mis labios están sobre los suyos. Ella jadea cuando la beso suavemente. Sus ojos están muy abiertos por la sorpresa, y puedo escuchar su corazón latiendo al doble de su ritmo normal. Mis ojos también están abiertos porque quiero ver su expresión. Puedo sentir sus pensamientos. No puede creer que esté besando a otro hombre solo un día después de romper con su primer novio. Siente que lo está engañando. Nunca ha besado a nadie más que a su primer novio. Besar a otro hombre, que soy yo, se siente diferente. Sé todo esto por su expresión. Soy gentil con ella. Cuando muerdo sus labios inferiores, suelta un gemido y cierra los ojos para disfrutar el momento, olvidando el hecho de que está tratando de ocultar sus emociones al hombre que tiene enfrente. Cierro los ojos también y paso mi mano por su muslo, levantando su pierna izquierda. Ella jadea de nuevo. Mientras la sigo besando, la llevo con la pierna izquierda hacia la losa, colocándola de espaldas al gran espejo. No dejé de besarla mientras buscaba la manera de salir de mis pantalones y pantalones cortos. La guié para que se quitara el vestido y dejé de besarla. —¿Debería irme...?— Ella asiente con anticipación, respirando con dificultad. Cuando entro en ella, sé que es hora de dejar atrás el pasado y comenzar a hacer realidad los deseos y fantasías sexuales de los que me he estado privando durante muchos años. La última vez que tuve sexo fue hace años.

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