Tenía algo de tiempo para pensar porque mi jefe se fue a uno de sus fabulosos encuentros con sus amigos criminales. Esta vez no quise seguirlo, ¿para qué? Yo ya sabía toda la verdad, si veía algo nuevo era realmente irrelevante. A veces pensaba que tal vez la mejor manera de alejarme de todo esto era simplemente escapar, volver donde mi madre, evitarlo a toda costa y renunciar al trabajo. No obstante, no dejaba de pensar ¿Dónde iba a quedar ese amor que me estaba enloqueciendo? Pero, ¿y mis principios? Estaba en un callejón sin salida. En ese momento me llamó Julio para preguntar cómo iba mi viaje. Le dije que muy bien, para que no se preocupara, pero sentí en su voz que estaba un poco raro. Así que decidí llamar a mi amiga para preguntarle si había podido seguirlo y ver en qué andaba meti
