Parecía ser que todos éramos descarados, ¿cómo era posible que Julio se atreviera a hacerle algo a Mateo después de que estaba en su carro con Rosa quién sabe haciendo qué cosas? Era muy gracioso que compartiéramos ese deseo de engañar, pero de no ser engañados. Cuando vi que Julio atacó a mi jefe me entrometí, le gritaba que parara, pero parecía que no me escuchaba. Rápidamente llegaron algunos de los muchachos que trabajaban como guardias de seguridad y los separaron, propiciándole algunos golpes a Julio en defensa de su jefe. Este último, aunque estaba lleno de sangre la boca, le dijo a Julio:
—¿Tú crees que haciendo esto la vas a recuperar? Acabas de engañarla, además su corazón no ha sido siempre solo tuyo, es una mujer libre, increíble, capaz de lograr lo que quiera y encima de eso
