Desde muy temprano empecé a recordar la nota que había encontrado la noche anterior, pensé que tal vez las amenazas venían por parte de Rosa. ¿Me había descubierto? Tenía que estar preparada para cualquier reclamo, la oficina iba a ser muy pesada para mí a partir de ese momento. También tenía que contar con el hecho de que mi jefe me hubiera seguido y pensara que había armado un complot en contra de su esposa. Por suerte, mi amiga Sara mermó un poco los nervios con que llevaba, ya que fue la primera en recibirme en la entrada para darme las gracias por la invitación. Entramos juntas y eso hizo que de alguna forma me sintiera más segura. Mi jefe estaba con la misma actitud de siempre, saludando a todos los empleados con una sonrisa. En voz alta y delante todos me dijo: —Paulina, por favor