La comida estaba increíble, pero yo tenía afán de salir a leer la nota que me había dado mi jefe. Disimulé un poco para que Julio no sospechara nada y me fui al baño, allí la abrí con el corazón literalmente en la mano. Me percaté después de leer que mi jefe quería verme a las 10 en punto en la terraza. Tenía que planear todo para que justo a esa hora Julio estuviera distraído con algo, tal vez mi amiga Sara podía ayudarme con eso, pues había ido a la fiesta con una prima. En la mesa la situación era muy tensa para mí, mi jefe sabía cómo me sentía y trataba de poner las cosas peores. Cuando terminamos de comer se dirigió a Julio mientras le dijo en voz alta: —Y dime, Julio, ¿cómo es que haces para que esta mujer piense solo en ti? ¿De qué forma mantienen viva esa llama del amor? —Eso es