Abril Lara Al salir de la oficina, todos nos miraron con curiosidad. Elías era quien empujaba mi silla de ruedas para moverla. Antes de cruzar aquella sala de escritorios y oficinas se detuvo. —Volveré en un rato, sigan con el trabajo que necesito todos los archivos que pedí para cuando regresé. —Si, señor —la señorita me miró a los ojos para después sentarse en la silla haciendo como si buscara algo importante. Elías continúo caminando conmigo hacía el elevador, me daba cuenta que le hablaban y lo miraban con mucho respeto, o tal vez miedo, no lo sabía exactamente, aunque tenía la referencia de lo que decía papá sobre él. No nos dirigimos la palabra durante el camino. Llegamos a un auto mercedes n***o en el estacionamiento. Abrió la puerta y sin preguntar me tomó en brazos y me sen