Capítulo 2

3071 Words
Cristian será mi profesor hasta que me gradúe el próximo año… Tendré que aguantarme en no hacer nada mientras este en sus clases. Ahora mismo no está haciendo un examen para ver cuánto sabemos en la materia. Hace preguntas sobre las primeras guerras mundiales, la historia del país, las religiones, etc.…. No se me hizo problema el responderle. Al menos el no hacer nada en casa me había servido de algo. Después de haberlo terminado me pidió que se lo entregara. Al momento de pasárselo tuve un mal presentimiento ante esto. Él me miró de reojo y con suma confianza la retiró de mis manos. Cristian no se ve como un profesor… aunque lo vea de cualquier forma, no me cabe en la cabeza. El chico de mi lado también entregó el examen. Se veía muy serio ante la presencia del profesor, al parecer no le había agradado. —Si quieren pueden salir —Nos dijo a ambos. Yo me puse de pie y salí mirando de reojo a Cristian; él no se percató de que lo miré ya que siguió viendo serio al resto de la clase. El chico de mi lado también se puso de pie y salió junto conmigo. Al salir podíamos hacer cualquier cosa, pero yo no me guiaba en ninguna parte de la escuela, así que lo único que podía hacer era ver lo que hacía mi compañero. Él en cambio comenzó a caminar por el pasillo. Al no tener nada que hacer, no dudé en seguirlo, ya que se me había ocurrido de algún modo que así tendría un lindo recorrido sin molestar a nadie. Lo seguí por un largo rato por toda la escuela. Era raro que caminara tanto solo para distraerse, hasta yo lo veía algo cansado mientras iba detrás de él. Debe tener una buena resistencia. Me asusté un poco al ver que lanzó un quejido al aire y luego se dio vuelta en dirección a mí. Se le veía cansado y algo enojado. Caminó hacia mí, pero solo unos siete pasos, igual quedó a una cierta distancia de mí. — ¿Por qué me sigues? —Dijo él enojado. —Hola —Levanté la mano en forma de saludo. Al menos ahora si tenía la oportunidad de saludarlo. Él me miró extrañado y volvió a preguntar —Te pregunté porque me sigues, no “Hola” —Mamá me dijo que es de mala educación hablar con la gente sin saludarla antes —Respondí calmada. —Solo respóndeme porque me sigues —Al parecer el enojo se le estaba yendo. —Es que no conozco esta escuela, y pensé que al seguirte tendría un mini-tour —Levanté los hombros. —Me llamo Britt ¿Y tú? —Kou —Respondió bajo. — ¿Kou? —Era raro el nombre. Nunca lo había escuchado, aunque por aquí debe ser común el tener nombres así —Bueno, espero que hallas disfrutado el “tour” —Dijo serio. —Pero ya puedes dejar de seguirme —Es que no tengo nada más que hacer y eres con el único que he hablado durante este tiempo —Ser conocido no significa ser tu amigo —Me dijo dándose vuelta. Me quedé pensado; nunca me habían dicho eso. Mamá siempre me dijo que cualquiera puede ser tu amigo, no importa la circunstancia. —Entonces ¿Puedo ser tu amiga? —Me adelanté hasta él sin que se diera cuenta. —No suelo tener amigas mujeres… —Se dio vuelta quedando frene a mí. De inmediato vi cómo se sonrojaba y se echaba hacia atrás. —No vuelvas hacer eso —Me reclamó. — ¿Qué cosa? ¿Acercarme a ti? —Volví a dar un paso, pero él siguió retrocediendo. —Te dije que no —Habló nervioso. Yo incliné la cabeza por mi duda. Era extraño de que me rechazara de esa manera, o el que me diga que no tenía amigas. Por el momento decidí dejarlo. No me animaba el seguir preguntándole cosas ya que estaba muy nervioso como para hablar. —Deberías tener más confianza en las personas —Le hablé mientras me daba vuelta. No sé qué mirada tendría él en ese momento, pero sé que ahora me tomaba como una molestia. No iba a dejar las cosas así, voy a descubrir el porqué de su actitud. * —Tío ¿Hay hombres que le temen a las mujeres? —Llegué preguntando en cuanto llegué a casa. Mi tío salió de la cocina. Tenía puesto un delantal de cocina y un mantel en un hombro. Al parecer estaba preparando el almuerzo. — ¿Por qué la pregunta? —Me miró inclinando la cabeza y volvió entrar a la cocina. Yo lo seguí para seguir hablando. —Es que hay un chico el cual parece que les tiene miedo a las mujeres —Puede ser, o solo sea tímido —Respondió mientras revolvía la olla en donde estaba la comida. —Hay muchos chicos que son tímidos con las chicas, al igual que chicas con los chicos. —Me miró asintiendo. Yo asentí levemente. Esa podía ser una posibilidad del porque era así, pero la única manera de saberlo de verdad era preguntándole. —Oye —Me habló. — ¿Te encontraste con Cristian? —Sonrió. —Sí —Asentí rápidamente. — ¿Por qué no me dijiste que iba a ser mi profesor? —Yo te dije que ibas a ir a la misma escuela de él —Pero no me lo había tomado de esa manera. Sabes, al principio no lo reconocí, hasta nos hizo un examen sorpresa —Que sorpresa… —Dijo burlón. —Él siempre es así Yo miraba atento a mi tío como cocinaba. Se le veía lago nervioso al cocinar y eso me dejaba a mi nerviosa —Tío… ¿Qué estás cocinando? —Pregunté frunciendo el ceño —Estoy intentando hacer una cazuela, pero no sé si saldrá bien… —Déjame probar —Me acerqué a él. Con el cucharon sacó un poco de sopa y me la entregó para probarla. Al momento de sentir ese poco liquido tocando mi lengua unas nauseas me inundaron. Con la mano aparté el cucharon y abrí el grifo para tomar un poco de agua. — ¿Qué le pusiste? —De todo un poco… —Indicó el refrigerador. Yo me acerqué a él y lo abrí. Ahí estaba todo revuelto, hasta la mermelada estaba abierta. — ¿Le pusiste mermelada? —Quería mezclar lo salado con lo dulce… ¿Tan mal está? —Hizo una mueca. Yo asentí entrecerrando los ojos. Él soltó un suspiro y dejó el cucharon dentro de la olla. —Ya está, nunca más vuelvo a cocinar — ¿Estabas cocinando? —La voz de Cristian hizo que ambos miráramos hacia la puerta. — ¿Dejaste que cocinara? —Me miró —Yo no sabía hasta que llegué —Cerré el refrigerador lentamente. Después tendría que venir a ordenarlo por culpa de él —Además, yo no sabía que cocinaba mal —Indiqué a mi tío —Oye —Me reclamó él —Te lo dije —Le respondió Cristian. —Yo hago el almuerzo, ve y sácate esa cosa —Indicó el delantal. —Oye, es un toque de amor —Le respondió haciendo una pose. Yo me aguanté mi risa y salí de la cocina. Al menos ya estaba segura de que no tendría que cocinar hoy —Oye, espera —Cristian me tomó de una trenza. —Tengo que hablar contigo —Yo no fui —Me excusé. En casa mamá siempre que decía eso era por algo por lo que había salido mal. —Si fuiste tú —Soltó mi trenza y se dirigió a su carpeta. De ahí sacó un papel el cual era el examen y caminó hacia mí y me lo entregó. — ¿Qué pasa con esto? —Dije viendo el papel —Es imposible que una chica que viene de un pueblo pequeño sepa tanto de historia. —Me indicó las preguntas en donde las tenía malas, pero solo eran tres — ¿Cómo pudiste poner que el país se independizó en 1998? —Me miró incrédulo. —Ah… —Ya me acordé de esa pregunta. En el momento de responderla estaba pensando en que año habrá nacido Cristian ya que no se veía tan viejo para ser un profesor. —Solo me equivoqué… después aprenderé —Le extendí el examen —Tienes que aprender rápido. Ya le mostré los exámenes al director y me dijo que si no hubiera sido por tus equivocaciones hubieras tenido un puntaje de excelencia. Po eso… —Se llevó los dedos a los ojos frustrado —Me pidieron que tenía que hacerte pruebas más difíciles… — ¿Eso es legal? —Para el director sí, y como es mi jefe tengo que hacerle caso —Pues estudiaré después —Lo tranquilicé moviendo la mano. De cualquier manera, me iba ir bien. Esta fue una excepción por su culpa. —Más te vale —En la casa no eres mi profesor, así que no te sobres fuerces… —Le palpé el hombro. Él me miró frunciendo el ceño. —Eres muy relajada para estas cosas —Es de familia… —Miré a mi tío el cual intentaba apagar la tele con la punta de la escoba. —Tengo que luchar contra ello * Al otro día otra vez me tocó historia. Era real lo de hacerme un examen más difícil. Cristian llegó con la noticia de que nos había ido tan mal en el examen anterior que tenía que hacer uno nuevo para ver si fue una equivocación. A mí en más de una ocasión me puso que indicara fechas explicitas de cada acontecimiento. Esto era una explotación a mi persona. Como la vez anterior volví a terminar de las primeras y me dejaron salir, pero antes Cristian me entrego otro pequeño papel a escondidas mientras salía. Cuando ya estaba afuera lo pude leer. Decía: “Si no te fue bien en este examen seré tu profesor hasta en la casa” No sabía si burlarme por su amenaza o asustarme por tener un profesor los veinte cuatros hora del día. Arrugué el papel y lo guardé en mi bolsillo. No pasé tanto tiempo sola ya que Kou también terminó el examen rápido. En ese instante recordé su problema. Esta vez tendría que preguntarle directamente. Él al instante de verme comenzó a caminar rápido al lado contrario de donde estaba. — ¡Kou! —Le grité. Comencé a seguirlo, pero él seguía caminando rápido. —Espera… —Corrí hasta llegar más rápido a él. Me puse delante de él haciendo que nuevamente se espantara al verme. — ¿Qué haces? —Dijo asustado —Quiero hablar contigo, pero no puedo si sigues corriendo —Yo corro porque me persigues —Se quejó. — ¿Qué quieres? — ¿Le tienes miedo a las mujeres? —Pregunté rápido. Él hizo un gesto negándolo —Claro que no — ¿Eres tímido? —Alcé una ceja. —Por supuesto que no… —Paró de hablar al verme que me estaba acercando a su cara se puso rojo de inmediato y se echó hacia tras — ¡Te dije que no hicieras eso! —Se quejó. —Así que era verdad… —Eso aclaró mi duda. Era raro el ver a un chico que fuera tímido con las chicas de esa manera. —No le diré a nadie, no te preocupes — ¿Cómo lo supiste? —Tuve un poco de ayuda. —Mi tío para ser clara. Él me miró con desconfianza, no lo culpaba ya que también estaría de esa manera si alguien supiera un secreto mío. —Pues como yo respondí a lo tuyo —Se acercó solo un poco ya que el sonrojo ya se había ido. En realidad, no me respondió nada él solo, lo tuve que descubrir yo sola. —Tú tienes que responderme a mí con la verdad —Se puse serio. Está exigiendo justo lo que no hizo. — ¿Qué cosa? —La verdad era que no tenía nada que esconder, algo que fuera tan malo. — ¿Qué pasa entre el profesor nuevo y tú? —Ah… es que vivo con él y mi tío —Respondí con suma cama. Él abrió grande los ojos y abrió la boca para decir algo, pero no pudo. — ¿Qué pasa con eso? — ¿Cómo no niegas algo así? —Me susurró — ¿Por qué susurras? —También susurré —Porque el que digas algo así es una falta grave —Respondió sorprendido — ¿Una falta? —Me quedé pensando. No se me ocurría él porque era malo que viviera con él. No pasa nada últimamente fuera de lo normal —Esto no lo tiene que saber nadie más, aunque te lo pregunten ¿Entendiste? No sé porque en este instante me estaba protegiendo, sabiendo que él antes me había dicho que no era mi amigo. —Oye Kou —Susurré — ¿Qué? — ¿Ahora eres mi amigo? —Incliné la cabeza con una sonrisa. Él se hizo hacia atrás y una ceja le tiritó.  — ¿Tengo opción? —No lo sé… pero puedes confiar en mí… —Le extendí mi mano. Él la miró y frunció el ceño —A verdad, perdón —Se me había olvidado —No le tienes que contar a nadie ni uno ni lo otro ¿Entendido? —Soltó un suspiro —Trato echo —Sabía que se iba a poner rojo, pero no pude evitar el abrazarlo. — ¡Que haces! —Me dijo nervioso —Solo por ahora… * El día por lo menos no lo pasé tan sola gracias a Kou, el cual estuvo todo el tiempo conmigo. Las mujeres hablaban de mí ya que era la primera mujer con la cual Kou hablaba tan abiertamente. Bueno la verdad más que Kou estuviera conmigo en ese tiempo, yo lo seguía a todas partes. Al llegar a casa le conté sobre Kou a mi tío. También se sorprendió al enterarse de que un chico fuera tan tímido con las chicas, pero me prometió que no le diría a nadie. En la conversación también se coló Cristian ya que estaba solo en la sala mientras mi tío y yo hablábamos en la pieza. —Tengo entradas para ir mañana al nuevo parque que está en la otra ciudad —Nos dijo a mi tío y a mí. —Yo no podré ir —Le respondió mi tío —Tengo trabajo… pero puedes ir con Britt —Me indicó — ¿Quieres ir? —Sí —Asentí rápidamente. Era la primera vez que iría a un parque y me emocionaba la idea de que también sea nuevo, sin estrenar. —Pues entonces seremos solo los dos… —Me habló él — ¿Puedo invitar a alguien? —Hablé entusiasmada —Claro —Dijo mi tío —Tienen tres entradas —No sé si será buena idea —Habló Cristian. —Voy a invitar a Kou —Le dije — ¿El que se sienta a tu lado? —Tal vez le gusté —Levanté los hombros * —No —Me respondió Kou de inmediato. —No te acompañaré en una cita con el profesor de historia —Me miró con rareza —No es una cita, es un viaje de inauguración, y pensé que te gustaría —No gracias. Ya tengo suficiente con sus pruebas sorpresa como para verlo durante toda la tarde. Ve tu sola. Ya cansada me rendí con invitarlo. Quería al menos salir en un paseo con mi primer amigo en la ciudad, pero este creía que iba a ir a una cita con el profesor. — ¿Qué cara tienes? —Me dijo pasando su mano frente a mis ojos —Yo pensaba que serias más amigable —Me puse de pie y le di la espalda por primera vez durante estos últimos días. —Nos vemos… —Me despedí con la mano y me alejé de él. La emoción del viaje se me había quitado un poco, pero aun así no negaba que por dentro saltaba de alegría al saber que iría a un parque. * — ¡No corras! —Me gritó Cristian. Pero le hice caso. Estaba frente al parque, el parque el cual estaban recién inaugurando, el que estaba nuevo. Era inmenso, tenía atracciones por todas partes. Comida, juegos, fotos…. Todo se veía en solo una imagen. Mi imagen fue dispersa al sentir un pequeño golpe en mi cabeza. —Te dije que no corrieras —Me reclamó Cristian. — ¿Nunca habías venido a uno? —No… es la primera vez que veo uno. En el campo solo había ferias, pero nunca tenían tantas atracciones como aquí —No te vayas a perder… oye dame tu número de celular —Eh… —Estaba distraída viendo el parque —No tengo —Respondí con simpleza — ¿Cómo no tienes celular? ¿Con que te comunicas con tu mamá? —Por mi tío. Yo no quería un celular ya que no sé usarlos… —Entonces intenta no separarte de mí. Tu tío me matará si te llegas a perder… —Casi no lo escuché ya que salí corriendo del lugar en dirección a una atracción. El juego era muy grande, tanto que no podía verlo completo desde donde estaba parada. —Te estoy hablando —Me retó Cristian. —Dame tu mano, así estaré más seguro. — ¿La mano? Ya estoy grande para eso… —Tu solo dámela —Tomó mi mano y la apretó junto a la suya. —Oye Cristian ¿Cuántos años tienes? —De pronto esa pregunta se había venido a mi mente —Tengo 21 ¿Y tú? —16, me ganas por poco —Recién me había dado cuenta.  — ¿A dónde quieres ir? —Me preguntó. Yo levanté la mano he indiqué el juego que estaba delante de nosotros. Él levanto la vista y pude sentir como tragaba la saliva fuertemente.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD