When you visit our website, if you give your consent, we will use cookies to allow us to collect data for aggregated statistics to improve our service and remember your choice for future visits. Cookie Policy & Privacy Policy
Dear Reader, we use the permissions associated with cookies to keep our website running smoothly and to provide you with personalized content that better meets your needs and ensure the best reading experience. At any time, you can change your permissions for the cookie settings below.
If you would like to learn more about our Cookie, you can click on Privacy Policy.
Grita y lanza golpes al abrir los ojos. Morrigan, los gemelos, la nana y varias personas de servicio están frente a ella, ante sus gritos despavoridos. —Basta, está todo bien, debes calmarte — la sacude Morrigan al verla tan aterrada. Maral no puede articular una palabra, su respiración agitada y su corazón latiendo fuerte la marean. —¡Mis hijos! —grita buscándolos con la mirada. Pietro llora abrazando a su madre, mientras Greco la toma de la mano y acaricia tratando de calmarla. Le cuesta mucho mucho calmarse, pero al ver a sus gemelos muy alterados respira hondo y finge estar calmada, aunque sus lágrimas no paran de salir. —Está bien. Aquí estamos mamá, nadie va a lastimarte. —consuela el pequeño Greco a su madre. —Llévate a los pequeños a desayunar, yo me quedaré con ella —dice