Aldemar
Estoy tan desesperado por encontrar a Isabella que ahora la confundo con cualquier mujer que se asemeje a ella en apariencia, fue muy normal la expresión de sorpresa en la cara de esa chica aún más normal la del tipo con el que hablaba, el hijo de puta golpea bastante duro pero ahora sabrá que no puede reaccionar con violencia ante un hombre como yo, si no hubiese sido por todas las personas a nuestro alrededor habría quedado aún mucho peor de lo que lo deje. Antes de ir a casa paso por unas de las esquinas más concurridas de la ciudad y me llevo a dos putas para que me ayuden a bajar el estrés que Isabella me genera, cuando la tenga de nuevo en mis manos ella tendrá que pagar cada día que la he estado buscando.
Mientras conduzco a mi casa una de las mujeres va metida de cabeza e
