El tiempo siguió y Dessiré y José Manuel se amaban cada día más y cierto medio día, cuando ellos salían almorzar tomados de la mano de la oficina un par de ojos los observaban con furia y veneno, que destilaba desde el fondo de su n***o y frío corazón. - Amor, hoy debo ir a la universidad- le decía ella amorosamente- ¡Me ayudas con la cena!- le sonrió con picardía. -Hum, y va a estar ese profesor tuyo....- se mostraba celoso. -¡No seas pesado!- le daba un suave golpe en el brazo -no tienes por qué estar celoso- reía al verlo colorado- ¿Me vas a ayudar? - ¡No estoy celoso- ronroneo, besando la cabeza de ella- sólo cuido lo que es mío - reía y la abrazaba posesivo- Si, te ayudo con la cena, con la ropa...... -Hum, si claro, sólo cuidas-reían felices- sólo ayudas..... -¡Vamos por