Dentro de la tina, Liara dejó de frotarse la piel y en su lugar se abrazó las piernas, viendo como una chiquilla asustada el daño que había causado. Ahora que pensaba detenidamente en su propuesta, se dio cuenta de que fue demasiado osada. En su mente parecía interesante, pero ahora que la veía en el mundo real solo le causaba nerviosismo. Nunca imaginó que el rey elfo accediera a su solicitud y ahora lo veía buscando una toalla para cubrir su cuerpo desnudo. Luego comenzó a caminar hacia su dirección. Cuando el moreno llegó, vio a Liara acorralada en un extremo de la tina, dejándole suficiente espacio al rey para que pudiera entrar sin problemas. Y eso fue lo que hizo: se quitó la toalla y entró sin más. Cuando se sumergió en el agua, que estaba a la temperatura perfecta, estiró las pier