—Se hará como mi rey desee —dice Elowen, volteándose para darle un beso en los labios. Leandros, con disimulo, se limpia la boca y le observa con reproche, diciendo: —Es hora de dormir, mi esposa —dice el Rey Elfo, dándole un beso en la frente. Elowen, con una sonrisa fingida, asiente con la cabeza. —Por cierto, quiero pedirte algo...—murmura la elfa con un tono de voz que aparentaba tranquilidad. —¿Qué es? —Me gustaría hacer un peregrinaje a otra región... durante un par de meses. Regresaré si veo algún indicio de que en mi vientre ya está creciendo el próximo rey o reina elfo... —¡Me parece excelente, querida esposa! Ve con bien. Elige la región que desees y haré todos los preparativos. «Te encanta que me vaya, ¿verdad, despreciable malnacido? Así puedes llevar a cabo tus perversio