Mientras tanto, Liara... En el salón de los dioses, mejor conocido como el templo del palacio, se encontraba Aric leyéndole una de las historias de la diosa Eliane a Liara. Para ella, cada palabra que salía de la boca de ese niño de noventa años era como una canción de cuna. La suave voz de Aric, sumada al silencio y la comodidad del sofá en el que ella estaba sentada, era la receta perfecta para que los ojos de la chica le pesaran por el sueño. —Hace mucho tiempo, en los días de antaño —leía Aric muy concentrado—, cuando la magia fluía libremente por los dominios élficos, la diosa que irradiaba amor, sabiduría y fortuna a todos los seres que habitaban los reinos místicos, caminaba por los bosques rebosantes de magia élfica. » Una vez al año, en la estación de la luna llena, los elfos s