—En estos momentos estamos cumpliendo lo que la diosa desea, estamos más cerca que nunca —responde el rey Cirdán sin tener otro foco de atención que no sea Liara, quien se sienta en la cama para quedar cara a cara con el rey. —Sí... —dice ella mordiéndose el labio inferior al mismo tiempo que desvía su atención hacia otro lugar —pero ¿y si esta unión es solo superficial, y si debe ser más profunda? El rey Cirdán alza ambas cejas porque al instante comprende lo que ella está pidiendo. —¿Quieres que me acueste contigo de forma carnal? —pregunta el rey, dejando de sentir nerviosismo, pues ya está entrando en un terreno que él conoce, por lo tanto, esa sensación de estar en un lugar desconocido se ha evaporado como la niebla al amanecer. Sin embargo, al oír esa propuesta tan directa, Liara