Me cruzo de brazos y aprieto los labios con fuerza, intentando retener todo el enojo que está invadiéndome. Mierda, incluso siento que tengo la cabeza caliente. Entrecierro los ojos hacia él. Supongo que al menos le daré un par de puntos porque no está revolcándose pidiendo misericordia como una sucia rata sin orgullo. Aunque esos puntos se van a la mierda porque está mintiéndonos en la jodida cara. – ¡Lopez, ¿qué mierda dije sobre avisarme sobre esto?! ¡¿Bajo orden de quien se llevó a cabo esta operación?! – volteo hacia mi hermano menor, que parece impasible, pero sé que solo está esperando una palabra para patear el culo de Priets hasta deformarlo. – No lo sé, señor – sin demostrar ningún gesto ante los gritos que está recibiendo en la cara, el hombre responde manteniendo su postur