– Espera aquí, iré por mi café – digo apenas salgo de la reunión que tenía a primera hora. Hoy estoy bien descansada, tranquila y feliz porque mi hermano hizo un buen trabajo mientras estaba fuera, y mi asistente, como siempre, ha hecho un trabajo espectacular arreglándome la vida. – Yo puedo ir por él – niego y con un gesto hago que vuelva a sentarse. – Yo iré, gracias – sé que podría pedirle a cualquiera que vaya por mi café, pero la verdad es que me agobia un poco permanecer todo el día encerrada en la oficina, por eso para mí ir por mi café no es nada más conseguir una taza de él, sino también darme un respiro. >> No tardaré nada, cualquier cosa me llamas – ella asiente y veo como vuelve a concentrarse en el informe que le pedí, lo que ella no sabe es que solo le pido tantos