Dmitry Todo esto es una mierda, una jodida mierda y no sé en qué punto ni en qué momento toda esta porquería me explotó en la cara. Joder, debería simplemente ir ahí, coger la cara de ese maldito hijo de puta y estrellarla contra el piso hasta que sus malditos sesos estén completamente regados por todos lados. Mierda. – Dmitry – escucho su dulce voz y es todo lo que necesito para poder relajarme un poco, pero solo un poco, porque después me acuerdo de lo cerca que estuve de no volver a escucharla nunca más, y eso solo hace que aumenten mis ganas de ir a su maldita casa y torturarlo hasta que me suplique que lo mate. – Ahora no, encanto – en lugar de voltear y verla, tomo todo lo que queda en mi vaso y sirvo otro poco antes de enterrar la mirada en los planos frente a mí. La emperatri