¿Qué había sucedió allá dentro?
Había terminado de preparar mi café a las doce y media de la madrugada. Como era de costumbre me dormía cuando salía el sol, parecía una especie de vampiro. Estudiaba muy bien los detalles del relato, estaba escribiendo artículos para una revista de renombre en parís. Un trabajo que me amaba, aunque me sentía un poco extraña. No recordaba ser amante de las letras, pero por alguna razón una parte de mí amaba escribir relatos de la mafia. En su contra por supuesto, no era para mí concebible que esas personas sin corazón mataran como si no hubiese un mañana, traficaran esas sustancias tan asquerosas que solo contribuían al daño físico y psicológico de la juventud. Había entrevistado a un narcotraficante que llevaba más de veintiún años encerrado gracias a la Interpol. Era una jugosa información que seguramente haría reconocido mi nombre, me costó mucho conseguir que me dejaran ver a aquel hombre. sin embargo mi entrevista fue muy buena, aproveche a hacerle grandes preguntas que muchos quizá se preguntaban, él se encontraba encerrado por mucho tiempo y estaba totalmente cuerdo. lo cual era algo asombroso puesto que muchos al tener diez años perdían la cordura. Era un señor bastante mayor, pero muy interesante. Hablaba de lo mucho que la mafia le enseñó, pero también lo mucho que perdió. Su familia entera murió a manos de un gran enemigo de él, sus hijos e esposa no tuvieron la suerte de librarse, era triste escucharlo relatar su historia.
Vertí mi café espeso como el petróleo, en mi taza favorita. Era navidad, amaba esta época. No tenía familia, ni amigos o pareja. Solo a mi prima Mónica, pero ella si tenía familia, su esposo era de Rumania, así que pasarían estas fechas por esos lados. Apague las luces y estaba por subir las escaleras cuando unos ruidos me aturdieron, me escondí detrás de la isla de la cocina. Escuche el “click” de la puerta abriéndose, lo cual hizo helar mi piel. ¿Qué haría? No traía mi teléfono conmigo, lo había dejado encima de la cama en el piso de arriba. Tome un cuchillo como mecanismo de defensa, no sabía en que podría serme útil, pero aun así lo tome.
Los pasos se escucharon mientras unas voces decían “Debe estar arriba”. Mi sangre se heló y empuñe con fuerza el cuchillo, vi las botas de un hombre rodeando la isla, cerca de donde me escondía. Me moví con suma delicadeza, hasta que el sintió mi presencia, de alguna manera mi cuerpo reacciono solo. Me moví con una agilidad innata de mí, lanzándole el cuchillo justo al pecho, un grito desgarrador salió de su garganta. Mientras que advertía a los otros hombres, corrí hacía el despacho de la casa, había encontrado un arma que ni me atreví a tocar nunca. Pero ahora por alguna extraña razón sentía que la necesitaba, unos hombres vinieron por mí mientras yo corría con destreza evitando sus disparos. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué reaccionaba así? Esta no era yo, no era posible. Entré apresurada al despacho y cerré la puerta a mis espaldas, mientras buscaba torpemente el arma. Al encontrarla desactive lo que parecía el seguro y cargue el arma, mi cuerpo sentía una adrenalina mezclada con, ¿felicidad? Pero que rayos me está sucediendo.
Un hombre derrumbó la puerta de una fuerte patada mientras que yo me escondí detrás del escritorio. ¿Qué se supone que haría? ¡No sabía cómo usar un arma! El hombre me busco con la mirada por toda la habitación, como si fuera un talento oculto gire sobre mi propio cuerpo con un movimiento mientras le disparaba en el pie. Se quejó y me grito un “Hija de perra”, le di otro disparo en el pecho quitándole la vida. Solté el arma con repudio al ver lo que había hecho, ¡Acababa de matar a un hombre! Otro hombre corrió hacia mí tomándome por el cabello con fuerza, mi cuerpo volvió a reaccionar sin mi consentimiento. Haciéndole una especie de llave en la cual termine sujetándolo del cuello y el brazo derecho hacia su espalda. Le arrebate su arma y lo golpee fuertemente en la cabeza dejándolo inconsciente. Me sentía extraña, ¿Qué había sucedió allá dentro? No entendía como sabia defenderme de esa manera y usar un arma. Salí corriendo dejando atrás la casa y a esos hombres heridos y uno muerto…
VALENTIN POVS.
—¡Llegue!—anuncié entrando al departamento.—, ¡He traído el favorito de ustedes!
Deje las bolsas en la isla de la cocina, mientras un pequeño terremoto de 5 años corría hacia mis piernas. Lo alcé meciéndolo en mis brazos, mientras le daba besos en su cabellera. Amaba a ese pequeñín.
—¿Qué nos trajiste, encanto?—preguntó Caroline.
—Comida china—respondí sonriente, dándole un beso en los labios.
—¡Ulala!—exclamó feliz enredando sus brazos en mi nuca.
Después de darnos un poco de afecto, comencé a cocinar. Recordaba las recetas que me enseñó mi Delaylah. Aún la recordaba y lo hacía a diario, no era que no amará a Caroline. Lo hacía y mucho, me había ayudado mucho a superar y aceptar que no la encontraría. Después de haber confundido a esa chica del café con Delaylah, desistí de seguirla buscando. No había pista alguna, ni rastro. El hijo de Lenac se encontraba secuestrado en el sótano de una de mis bodegas. Ya no me dedicaba al narcotráfico, había usado todo el capital que me dejaron los negocios sucios para colocar mi propio imperio económico, legalmente por supuesto. Tenía inversiones en muchas empresas grandes, también tenía mis propios negocios como concesiones de autos, inmobiliarias, viñedos y una cadena de hoteles.
—¿Qué tal el trabajo cariño?—preguntó.
—Muy bien, hay algunos inconvenientes.—respondí—, Pero tienen solución, ¿Qué tal hoy con Noah?
—Muy bien, está aprendiendo a leer. Es divertido escucharlo intentar pronunciar las silabas.—respondió con ilusión.—, Es adorable, mañana vendrá Scott por él.
—¿Ya tan rápido se lo llevará?—pregunté con tristeza.
—Sí, dice que quiere pasar nochebuena con Noah, para que él pase conmigo año nuevo.—respondió—, Así que tendremos la casa solo para los dos.
—A veces odio no ser su padre…—articulé.—, Eso me gusta más...—alargue besando su cuello.
Cuando conocí a Caroline me encantó su forma de ser, pero había algo en ella que me cautivaba, su maternidad. Era mamá de un precioso niño de cinco años, su ex esposo la trataba muy mal y la hacía de menos. Así que se divorció de ese idiota y abrió una empresa de modelos, le va muy bien. Allí fue donde la conocí cuando fui en búsqueda de modelos para mi concesionario de autos.
Nunca le he negado que mi corazón siempre estará con Delaylah, que aunque haya desistido de buscarla. Si la llegase a encontrar, no sabría lo que haría. Puesto que mi corazón es cien por ciento suyo. Ella me aceptó así, sabiendo que a pesar de estar con ella, mi mente y corazón pertenecían a otra mujer…a mí Delaylah.