Dyana comenzaba a oler algo apestoso, miro que demonios apestaba su patrulla cuando vio la bolsa de pescado de Loky. Genial, se le había olvidado. Llegó a la Central del FBI y bajo la bolsa, ya le llamaría para que pasara por ella más tarde. — ¿Tres la cena o que? – dijo Alexander. — Callate, se le olvido a alguien le llamaré para que venga por esto. — Vaya, al fin conoceré al desgraciado que te trae loca – sonrió divertido. — ¿De que diablos hablas? — Por favor, se nota que estás viendo a alguien, te veo de mejor humor que cuando llegamos – le sonrió – Admitelo Dy, estás enamorada. — Enamorada ni pollas, ahora sal de mi despacho debo hacer una llamada. — Estare esperando al hombre que llegue por ti – salió de su despacho riendo. — Anormal – tomo su teléfono y busco el teléfono