— Me acariciaba por el medio del coñito sin poder dejar de pensar en ti, me frotaba el clítoris pensando en tus folladas, igual que hago ahora con tus deditos, como me hacías gritar de gusto, después me metía dos dedos dentro del coño follándome.
Se metió dos dedos de Alan en la v****a sacándolos y metiéndolos poco a poco.
— Así, así, que bien lo haces, no te tenía conmigo pero pensaba que eras tú el que me penetrabas, gritaba del placer que me daba…
Alan con los ojos cerrados se la imaginaba en aquella situación con sus dedos mojándose de flujos y le empezaban a subir los sudores, abrió los ojos de golpe, Aisha le había agarrado la polla y la tenía tiesa, pero que muy tiesa.
— Ves cariño como no ha costado tanto.
Reía mientras bajaba la cabeza besándole el cuerpo, llegó a la polla y se la metió en la boca chupándosela y pegándole un par de succiones que hicieron que Alan levantara el culo de la cama dejando ir un gemido.
— Madre mía como me estás poniendo.
Aisha intentaba meterse toda la polla en la boca, la sacaba y se la volvía a meter, se la estaba dejando toda llena de saliva, él seguía moviendo los dedos dentro de su coño haciéndola jadear. Le cogió la polla con la mano y se la fue pajeando, se puso encima de él con una pierna por cada lado, volvió a acercar su boca a su oído susurrando de nuevo.
— He sido muy injusta contigo, perdóname por favor.
Alan le buscó la boca y le metió la lengua, le miró a los ojos.
— Estás más que perdonada mi vida, fóllame amor, fóllame y no acabes nunca de hacerlo.
Aisha dejó caer un poco el culo apuntándose la polla en la entrada de la v****a, lo fue dejando caer penetrándose, los dos se miraban a los ojos, cuando se la metió entera dejaron ir a la vez un gemido. Ella apoyó sus manos en los pectorales de Alan y se empezó a mover, al principio lentamente, poco a poco fue haciéndolo más rápido agarrándose con más fuerza a su musculatura. Esta vez sí era real que lo tenía con ella, se lo estaba follando, notaba su polla en su coño, aquella polla “perfecta para ella” que siempre había pensado que era, gemía mirándole la cara a su marido, una cara que siempre le pareció guapa, unos ojos que la miraban deseándola, y unas manos que le agarraban el culo acompañándolo en sus movimientos con sus caderas. Alan se había olvidado de su impotencia temporal aquella noche y miraba a su mujer como se lo estaba tirando, tenía que repetírselo a él mismo para creérselo, Aisha me está follando se decía continuamente, sin pensarlo le acariciaba el culo y le seguía el ritmo moviéndose él también. Se excitaron como no recordaban, tuvieron un orgasmo a la vez que les hacía gritar sin dejar de mirarse, al acabar Aisha se tiró a su boca para besarlo, él le acariciaba la espalda cerrando los ojos recordando lo que acababa de pasar. Se levantaron para lavarse y volvieron a la cama, se besaron, Aisha apagó la luz y abrazados se quedaron dormidos.
Dos horas más tarde Alan se despertaba, oía la respiración de Aisha durmiendo entre sus brazos, entre mis brazos pensó varías veces, tanto que lo había deseado, sonrió, le fue acariciando la espalda, poco a poco la mano fue bajando hasta el culo, con la intención de ayudarle a dormir lo que consiguió es que se despertara. Aisha abrió los ojos y lo vio despierto en la penumbra, lo besó, lo volvió a besar separando más los labios, Alan pasó su mano del culo a la parte delantera acariciándole el pubis rasurado, Aisha abrió las piernas y la mano de su marido bajó de inmediato frotándole suavemente el clítoris con dos dedos, jadeó volviéndolo a besar agarrándole la polla, la tenía tiesa, Alan le pasó los dedos varias veces por el coño comprobando como se mojaba, ella no paraba de pajearlo, se incorporó y se metió en medio de las piernas, Aisha mientras las abría extendió un brazo encendiendo la luz, nunca lo habían hecho a oscuras y esa vez tampoco sería, lo pudo ver en todo su esplendor como se colocaba en medio de sus piernas, como la miraba con deseo, como aquel cuerpo musculoso y grande comparado con ella se le iba echando encima, rodeó con sus manos la espalda de Alan apretándosela a la vez que abría los labios para recibir un beso suave y tierno, notó como la polla de su marido le buscaba el agujerito y como seguidamente la penetraba suavemente, la llenaba, el roce con las paredes vaginales le hacían gemir llevando la cabeza atrás, la volvió a besar y haciendo fuerza con sus brazos se aguantaba apoyado en la cama para levantar el tronco y penetrarla hasta el fondo, la hizo gemir, vio el cuerpo de Alan y como se empezaba a mover dentro de ella, Aisha bajó las manos agarrándole con fuerza el culo comprobando lo bien que lo movía para darle el placer que le estaba dando, le sacó la polla hasta casi la punta y de pronto se la metió entera de un golpe seco, ella gritó moviendo todo el cuerpo del gusto, sintió que la partía, que la follaba el Alan de siempre, volvía a sentir aquella fuerza, volvía a ver a su animal salvaje gruñendo follándola como tantas veces había deseado, no podía parar de gemir mirándole a los ojos agarrándole el culo, la polla le golpeaba el coño y ella se estaba dejando llevar por el placer, le llegó un orgasmo tremendo tensándole el cuerpo agarrándose con fuerza a Alan que seguía a su ritmo, se corrió gritando rodeada de sus fuertes brazos, le miró y entendió que el animal salvaje no había acabado con su presa, Alan se arrodillo la agarró por las caderas y en otra demostración de fuerza que tanto le gustaban a Aisha la giró dejándola a cuatro patas, se la volvió a meter de golpe, un latigazo le recorrió todo el cuerpo, tenía el chochete sensible del anterior orgasmo y la bestia que llevaba dentro su marido no la había dejado descansar, Alan le fue metiendo y sacando la polla lentamente, ella volvía a sentir un placer tremendo gritando, se sentía invadida por él como si estuviera volviendo a recuperar y reconquistar lo que siempre tenía que haber sido suyo, le fue aumentando el ritmo de la follada, Aisha llegó a pensar que la iba a matar de placer al segundo polvo de su reencuentro, gritaba y movía todo el cuerpo sin control, le atravesó otro latigazo dejándola quieta con la boca abierta para coger aire, puso los ojos en blanco y se empezó a correr como no recordaba haberlo hecho en la puta vida, pegaba unos gritos que la debían de estar oyendo en toda la urbanización, sentir los lechazos de su marido en el coño y oírlo gruñir la acabó de rematar, un orgasmo largo y muy intenso la dejó estirada en la cama de lado recuperándose, Alan seguía arrodillado cayéndole de la punta de la polla una gotita de semen a la cama, Aisha lo miraba orgullosa de su marido.
Alan se salió de la cama y la cogió en brazos levantándola llevándola al cuarto de baño, Aisha en sus brazos con los suyos rodeándole el cuello le miraba los ojos enamorada, había recuperado a su gran amor, se ducharon y volvieron a la cama, no durmieron en toda la noche, se acariciaron y besaron hasta la saciedad, cuando estaban recuperados volvían a follar, se deseaban tanto que no encontraban el momento de parar, cayeron rendidos cuando el sol ya entraba por las ventanas durmiendo un buen rato.
Bajaron a la cocina bastante tarde a comer algo y recuperar fuerzas, estaban uno delante del otro.
— ¿Querrás ir a la piscina un rato?
— Si vamos a la piscina te follaré dentro del agua.
— Pues mejor volvemos a la cama.
Alan se lo confirmaba moviendo la cabeza, tenía la boca ocupada comiendo, Aisha reía, ella tenía tantas ganas como él de seguir con la locura de sexo que se había desencadenado a media noche.
— ¿Y el próximo paso cual será?
Aisha lo miró con una sonrisa de oreja a oreja.
— Ya estás tardando en volver a esta casa, te quiero aquí, con nuestros hijos, donde siempre tenías que haber estado, quiero a mi familia otra vez unida y te quiero a ti, al amor de mi vida.