Era fácil sentirse en las nubes mientras estuviese al cuidado de esos increibles hombres, por su parte Benedict no me había decepcionado y no es que esperara algo de su parte, sin embargo, por esa misma razón lograba asombrarme. Al ver la ropa y los accesorios supuse que no habia necesidad de molestar a Benedict y la verdad ni siquiera sabía si estaba en la casa o seguia en su oficina. Me maquille siguiendo el patron de color, elegí una sombra ligera que solo realzara un poco mi ojos y por último añadí pequeños brillos plateados. Decidí hacerme un peinado simple, pero elegante que sujete con un prendedor que yo habia añadido a mi atuendo y creí combinaba con todo lo que Benedict me había dado. Esta vez no tarde mucho tiempo en estar lista, tal vez solo había necesitado media hora, per