Xie MingZhao tragó en seco al ver a su hermano menor en tal condición y con tal vestuario, no pudo evitar poner su mirada en la parte descubierta de LaiSang. Se estaba volviendo loco, su hermanito lo estaba volviendo loco pero no porque le encante molestarlo, absolutamente no, lo volvía loco su voz, su risa, sus labios, su rostro, su cuerpo; todo de él. Esto lo frustra demasiado al pensar de esa forma, el que sus pensamientos lo provoquen a probar aquella fruta prohibida la cual se veía tan jugosa y apetitosa queriendo morder y saborear su carne y deleitarse con su jugo, con su sabor. —H–Hermano. —después de lo ocurrido, LaiSang se sentía nervioso con respecto a las acciones de su hermano pues éste le ha ignorado y evitado haciéndolo sentir culpable. —¿Qué...? ¿A que estás jugando? —pr