Fuego en la sangre

Para entender mejor este libro y disfrutar más de la lectura te recomiendo que leas primero ''Luz en la oscuridad'' Pero si deseas leer este primero no te preocupes igual lo podrás entender amaras sin importar el orden. Britani Me deleito con la simplicidad de ver la nieve caer a través del cristal, mientras que a mi alrededor los invitados ríen y se divierten en lo que sería mi fiesta de cumpleaños. Dejo mi lugar junto a la ventana y me paseo de un lado a otro por la habitación luciendo el costoso vestido verde con encajes que me ha comprado mi padre. Sonreír y saludar es lo que hago intentando ser natural para que no conozcan mi deseo natural de salir corriendo de aquí a un sitio que me trasmita más libertad. -Cariño estás hermosa. - mi madre se acerca con una enorme sonrisa luciendo un vestido n***o y unos enormes diamantes como pendientes. Es una mujer esbelta muy elegante de cabello bien arreglado rubio, mi padre es todo lo contrario de cabello castaño alto y serio no muestra la simpatía de mi madre más solo cando es necesaria. -Te tengo un regalo cariño. - dice mi padre mostrándome una cajita de terciopelo negra. -Ya le he dado el de tu hermana, quiero que sea algo que tengan las dos. Abro la caja desatando la cinta de satín que forma un lazo en ella. En su interior se encuentra un colgante de plata con una gema preciosa de color rojo brillante es realmente preciosa. Sonrió y le pido ayuda a mi padre quien gustoso la coloca alrededor de mi cuello. Recuerdo cuando llegue a esta casa tan solo hace doce años apenas tenía cinco y estaba muy asustada, la grandeza y esplendor del lugar me parecían extraños después de vivir desde mi nacimiento en un orfanato. Me parecía inmensamente incómodas las muestras de afecto por parte de mis padres adoptivos, ya que de donde venía no era común recibirlas. Sin embargo, ellos fueron los más cariñosos y comprensivos, además no estaba sola mi hermana Clara tres años mayor que yo también adoptada por mis padres me entendía y apoyaba en cada momento de tristeza. Me acostumbre a mi nueva vida y aproveche la oportunidad para convertirme en una niña educada, responsable e inteligente, pero siempre sentía que me faltaba algo -Gracias papa, me gusta mucho. - lo abrazo fuertemente lo cual acepta gustoso. -Mira Britani la mía. - la de mi hermana es una lágrima color azul. -Es muy bonita. - menciono con una sonrisa. Mi hermana a pesar de ser tres años mayor se comporta a diferencia de mí como una niña traviesa, es muy centrada en sus estudios, pero muy parlanchina y espontánea, a veces me gustaría ser más como ella, pero de igual manera si lo fuera me seguiría faltando algo, pues mi añoranza no está en mi carácter sino en algo más -Mira está nevando. - dice mi hermana corriendo a la ventana. Contemplo nuevamente la nieve caer. Nada más mírenla es libre de caer cuando quiera, quizás sea egoísta de mi parte pedir más, pero es lo que deseo. Quiero salir y correr, despertar el fuego que hay en mí. Sin embargo, me limito a observar la libertad de la nieve caer, mientras yo permanezco en silencio dentro de esta jaula de oro, con personas que deciden mi día a día, mi futuro y atada a un plan de reglas. Antes de que la fiesta finalice me escabullo a mi habitación con el pretexto de que me ha sentado un poco mal la comida y deseo descansar, después de que mi madre se pasase lo que parecieron horas preguntándome si necesitaba un doctor al fin me marcho. Una vez sola me quito el esplendoroso vestido y camino en ropa interior hasta el enorme espejo de mi habitación, me miro en el mientras me quito todo el maquillaje volviendo a mostrar mis pecas. Suelto mi cabello desasiéndome del complicado recogido que tenía y dejando que este caiga en ondas rojizas hasta mi cadera. Ahora si estoy cómoda, por último, me coloco la bata de satín blanco y vuelvo a la ventana esta vez de mi habitación deseando un cambio que no podrá cumplir. Abro la ventana dejando que el aire frío entre y me erice la piel, no mentiré tengo ganas de saltar, liberarme de este lugar y correr hacia la libertad que tanto deseo, pero no puedo hacerle eso a mi familia. Un mes después. -Britani. - chilla Bella corriendo hacia mí. Mi familia y la de Bella son muy unidas, ella es la chica perfecta y popular, es muy querida y hermosa. Es muy delgada, con el cabello largo oscuro cayendo en suaves ondas y unos hermosos ojos grises llenos de vida. -¿Por qué estás tan feliz? - pregunto caminando hasta mi salón de clase. -Hoy abra una fiesta. - anuncia muy entusiasmada. -Sabes perfectamente que mis padres no me dejan ir a ninguna fiesta. - explico sin emoción esquivando a los estudiantes. -Pero si vas conmigo sí. - me alcanza y me toma del brazo. La miro de arriba, abajo levantando la ceja ligeramente. Para su familia y la sociedad Bella es un ejemplo a seguir, pero todos aquí y mucho más yo sé que no es así. Es una manipuladora que solo piensa en divertirse y en nada más, no tiene metas ni preocupaciones, se ha liado con más de uno en este lugar teniendo fama de ''lijerilla.'' Como sea es mi amiga, la única que no se ha alejado de mí a pesar de yo no ser tan popular. -Vamos nunca le has preguntado a tu padre. - insiste. Nunca lo he hecho porque realmente nunca me ha apetecido salir a ninguna parte, no soy muy de fiesta, me aterran los lugares con multitudes, ni siquiera sé bailar. Continuamos las clases, bella todo el día insistiéndome con que les pregunte y aconsejándome que si no lo hacen entonces debería escaparme, claro para ella eso es fácil tiene cinco hermanos más y puede pasar desapercibida fácilmente, pero mi mamá tiene una lupa sobre nosotras dos. Subo al coche que me envían mis padres deseosa de llegar a casa y encerrarme en mi habitación como todas las tardes, con un chocolatito caliente y leyendo un buen libro. Llego en minutos y enseguida me dirijo a la oficina a saludar a mi padre como es habitual debe estar encerrado en ella, lo que no esperaba era que se encontrara también mi madre, normalmente a esta hora está en la cocina, no haciendo nada importante pues eso lo hace el servicio, pero se dedica en ella a arreglar nuestros horarios o planificar eventos de la empresa, nada importante. -Hola, ya regresé. - anuncio entrando en el despacho y dándole y enorme beso en la mejilla a mi madre, -Hola cariño ¿Cómo te fue hoy? - pregunta mi madre mientras papa me observa con una gran sonrisa. -Muy bien. - digo sin muchos ánimos, pues como siempre. -Bella nos ha llamado y nos ha informado que hoy abra una fiesta, irán todos los hijos de nuestros socios. - informa mi padre. Bella no podía estarse quieta. -Nos parece bien que vayas será un ambiente cordial y agradable. - dice mi madre juntando sus dedos. -Bella me ha dicho que venía a buscarte, mejor vamos a buscarte algo bien lindo para ponerte. El corazón me empieza a latir, no puedo creer que al final tenga que asistir. Además, seguramente no es lo que piensan mi padre, tampoco sé cómo será es mi primera vez en una fiesta y tengo miedo, no soy muy sociable. Mama y clara me ayudan a elegir atuendo y aunque mi hermana conociendo el ambiente pues ya está en la universidad ha intentado convencer a mi madre de no ponerme un vestido, pero a sido imposible. Al final he terminado con un fino vestido ajustado de escote cuadrado y gruesos tirantes adornados con pedrería, me ha hecho un semi recogido y me ha alisado el cabello. El maquillaje el ligero y han optado por unos tacones rojos. -Lo siento lo he intentado, pero mama te ha vestido como para un evento de la empresa. - dice mi hermana al oído lo que me pone mucho más nerviosa de lo que ya estaba. -Pásala bien. - me dice mi madre acomodando mi abrigo rojo. Camino hasta el coche de bella que espera la entrada, nada más entro se empieza a reír como loca. -¿De qué te has vestido? - dice limpiando una lágrima imaginaria. -Que esperabas si le has dicho a mi padre que era una reunión tranquila entre los hijos de sus socios. - me quejo cruzándome de brazos. Bella a diferencia de mí está despampanante con un vestido extremadamente corto llego de brillo dorado y unos altos tacones negros. -Cierto. - dice cayendo en cuenta. -No imagine que tu madre te fuera a elegir el vestuario nuevamente. Llegamos al fin al lugar, no hay que decir que nada más entrar al lujoso salón de la mansión todos se me han quedado mirando, esa no era la idea que tenía de pasar desapercibida. Corro a un rincón pues bella enseguida se ha separado de mí para saludar a todo el gentío que conoce, me siento rara cuando habla con otros, me pregunto ¿Qué haces aquí, no aportas nada a la conversación? Intento distraerme con la música cuando Bella me toma del brazo y me lleva a un círculo de chicos sentados en medio de la mesa. -Vamos a jugar a la botella. - me grita Bella por encima de la música. Ese no es el juego donde se besa, no le veo gracia tener que besarte según te marque la botellita. Intento marcharé, pero Bella me hace señas y me toma de la mano para que me quede a jugar. Nunca he besado a alguien en mi vida. La botella gira y comienza a unir parejas que no se cortan nada para comenzar a besarse frente a todos, busco una distracción pues me parece incómodo quedarme viéndolos mientras se besan y termino mirando fijamente a un chico rubio, enseguida me sonríe y alza su copa a lo cual vuelvo mi mirara a la botella, que vergüenza lo he mirado por mucho tiempo. Era realmente guapo una linda sonrisa, mandíbula marcada además de ser muy alto, lo único que no me ha gustado es la enorme cantidad de tinta que cubría su piel. -te ha todo con Carlos. - dice Bell zarandeándome. Reconozco a Carlos estudia con nosotras, se acerca a mí e intenta besarme, pero me alejo de él. -No quiero jugar. - digo empujándolo lejos con suavidad. -¿Cómo que no? Si he estado esperando todo el juego para besarte. - dice Carlos y comienza a reír. -Me voy a casa. - salgo del grupo y camino a la salida. No me besaré con Carlos, sería lo último que haga en el mundo. Voy llegando a la puerta cuando alguien tropieza conmigo tirando su bebida sobre mí, mierda que frío. -Oh cuanto lo siento, te he hecho una enorme mancha. - dice el chico que minutos antes estaba observando embobada. -No te preocupes ¿Sabes dónde hay un baño? -pregunto intentando ocultar mi nerviosismo. -Claro ven. - me toma de la mano y me lleva escaleras arriba. Abre la puerta del baño para mí y una vez que entro lo hace él también, sonriéndome como un niño pequeño. -No tienes que entrar también. - menciono algo alarmada. -Tranquila, es que solo quería ver más de cerca a la chica más linda de esta fiesta. - dice con una sonrisa acercándose peligrosamente a mí. -Pues ya me has visto. - intento empujarlo hacia afuera, pero no logro que se mueva ni un centímetro. Intento alejarme, pero tropiezo con la bañadera casi cayendo dentro de ella, él rápidamente me toma y me inmoviliza entré en lavado y su cuerpo. Acerca su cara a la mía rozando nuestras narices y mirándome a los labios mientras muerde los suyos. -Este sí que es un buen comienzo, pelirroja. - Me aprieta más contra él, pero lo abofeteo. Me mira muy sorprendido frotando sus labios, no sé cómo lo he hecho, pero ya que. Me escuece la mano como si me hubiese dólico más a mí que a él. -Pegas duro. - dice con una risa maliciosa. Esta vez se abalanza sobre mí, levantándome de las caderas y sentándome en el frío mármol del lavado. No puedo reaccionar estoy cegada y sería una mentirosa si digo que no me gusta lo que está haciendo. Me toma del cabello acercándome a él y me besa, es un beso furioso cargado de pasión y deseo, es mi primer beso. Envuelvo mis piernas en sus caderas como si no quisiera que se separase nunca de mí a lo cual me levanta hundiendo sus manos en mis muslos y profundidad más el beso. Me estoy besando con un desconocido y le estoy regalando mi primer beso, lo cual está mal, pero bien a la vez porque me gusta. Me gusta porque es intenso y es nuevo para mí pero no está bien para nada esto. Lo empujo cayendo al suelo, me ayuda a levantarme, pero lo abofeteo nuevamente esta vez sí que está bien confundido. -Eso, tú emparéjame la cara. - se queja frotando su mejilla ahora del mismo color de la otra. -¿Estás loco? - le grito y salgo corriendo. Llego al jardín con la respiración agitada de tanto correr, voy a tomar mi celular para pedir que me vengan a buscar, aunque mi madre le parecerá extraño que me marche tan pronto. El chico aparece nuevamente con mi abrigo, lo había olvidado y estoy temblando de frío. Sonríe y me lo coloca sobre los hombros. -Te estaba buscando y encontré esto. - dice con una bonita sonrisa. -Mi nombre es Darían ¿Cómo te llamas? -No te importa. - digo dándole la espada en el momento que llega el coche. -Lo averiguaré. - me da un pequeño beso en la mejilla y vuele al interior. Espero les guste déjenme saber con sus comentarios y votos. Si te gusto luz en la oscuridad y ya comienzas a amar está nueva historia no dudes en compartirlo con quiénes creas que le pueda gustar.