✔ 2. Crear coraje para enfrentar al padre:
Enrico, sabiendo que estaba en problemas, optó por no volver a casa.
Él tampoco quería ir a su apartamento.
Apartamento, él compró para sus aventuras sexuales.
En este punto fue mejor buscar el consejo de su amigo Martín.
Martín Zanardi, a diferencia de Enrico, era el responsable, ya se había hecho cargo del negocio de la familia Zanardi.
Pero al igual que Enrico, le encantaba disfrutar de la noche. Sin embargo, era extremadamente discreto, tenía responsabilidades y actividades que debía mantener en privado. Llamar la atención de la prensa era lo que menos deseaba. Lo que no significava que lograva mantenerse alejado de las noticias y los paparazzi de turno. Era un hombre importante. Por lo tanto, no estuvo involucrado en escándalos.
Enrico pasó por el hospital para comprobar si su compañera de noche estaba bien. No quería problemas futuros, ya tenía suficientes problemas. Afortunadamente, nadie resultó herido cuando estrelló su auto contra una pared.
Llegó al departamento de su amigo con el día casi amaneciendo.
Martín se enteró de que algo grave había pasado por lo que su amigo llegó a buscarlo en ese momento.
Preguntó.
_ ¿Quien murió?
_ Por ahora nadie, pero creo que mi padre me va a matar cuando se entere del accidente que tuve al salir de la discoteca.
_ Es mi amigo, debo estar de acuerdo.
Tu padre se pondrá furioso cuando se entere.
_ Se de eso. Por eso no volví a casa.
Suspiró y continuó.
_ Quiero posponer esta reunión.
_ No podrás huir del señor Massimiliano para siempre.
_ Lo sé, pero puedo posponerlo. Esperaré unas horas, le daré tiempo a la bestia para que se calme.
Martín se burló de su amigo, sabía muy bien que el señor Massimiliano, cuando se enterara de lo sucedido, castigaría a Enrico.
De hecho, sabía que el padre de su amigo le pondría freno esta vez. Perdería su compañero de balada. Enrico tendría que asumir la responsabilidad.
Enrico, por otro lado, trató de dormir un poco, pero sus pensamientos estaban en su padre, preguntándose qué tipo de castigo recibiría por perder el tiempo otra vez. Ya había hecho mucho, especialmente en los últimos meses. Siempre en las noticias, pero nunca había puesto en riesgo su vida ni la de nadie.
Eran pasadas las diez de la mañana cuando Enrico se levantó y se dio una buena ducha. Fue en busca de una camisa limpia de Martín, no podía volver a casa con la que llevaba, puesta la noche anterior. El olor a alcohol haría enojar a su padre aún más de lo que ya podría estar.
Apenas Martín lo vio, preguntó.
_ ¿Listo para enfrentarte a la bestia?
_ No tengo otra opción.
_ ¿Te imaginas cuál será tu castigo esta vez?
_ ¡No tengo idea! Pero espero sinceramente que mi madre ayude a aligerar mi carga.
Siguieron hablando hasta que Enrico encontró el coraje para volver a casa y enfrentarse a su padre.
Se preparó mentalmente para enfrentarse a la bestia.