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El Regreso: Amber

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Blurb

La vida no siempre es justa y peor cuando tienes dos hermanas genios y tú eres un asco en matemáticas, si, odio las matemáticas, pero ¿Saben? Cuando creí que ya nada malo me podía pasar, un angel caído quiere volver mierda mis sentimientos, mi papá tiene un accidente y casi salgo devorada por un estúpido cocodrilo, peor aún, algo extraño comienza a surgir dentro de mí, pero todo mejora cuando aparece él, Dan.

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Capitulo 1
Esto es... Un asco, mi padre va a matarme cuando vea esta nota, aun no puedo creer como es que reprobé álgebra, ¡SI ESTUDIÉ! ¡oh dios mío! sé que con esto me va a mandar a Londres a casa de mi tío y eso no será nada agradable, más considerando que es un hombre exageradamente estricto, bueno, si se le puede llamar hombre. Me maté estudiando para los finales, incluso me volé algunas clases para tener asesorías de álgebra extras y todo para tener este estúpido reporte con una F, ¿por qué el Sr. Michaels es tan despreciable? solo me falto un acierto para llegar a una C y ¡me equivoque por una miserable décima! —Amber, ¡Amber! — Escucho los gritos de mi hermana a mis espaldas, suspiro mientras cierro el casillero dejando mi examen de álgebra dentro de este, seguro me va a sermonear y eso que es solo dos minutos mayor que yo, sí, es mi hermana gemela idéntica,  mismo cabello castaño y lacio, misma piel morena clara, incluso casi el mismo tono de voz, pero nuestros ojos varían, mientras los míos son ámbar, los de ella son verdes, pero al igual que nuestra hermana mayor, ella es una cerebrito para todo esto de la escuela, aunque un asco para los deportes. Frunciendo el ceño reclamo —¡Oye! no me grites ya te oí— —Estás sorda, te he perseguido por todo el pasillo— —Jade, no es buen momento ¿ok? necesito agarrar valor— Digo en tono compungido y pesaroso, Jade clava sus impactantes ojos verdes en mi mientras arquea ambas cejas, odio cuando empieza a hacer sonar sus tacones, a pesar de ser gemelas siempre he tenido la impresión de que ella se adapta más a el mundo de la fama y dinero siendo la chica presumida que le gusta mostrar lo que tiene, cambió mucho desde que cumplimos catorce, pero fue peor a los dieciséis; Es la niña consentida de la casa que usa rosa para todo y que el uniforme del instituto lo lleva de la forma más coqueta posible, no entiendo cómo es que papá se lo permite o será que salimos de casa llevando la falda hasta las rodillas y al llegar aquí corre a los baños para subírsela y ajustarse la camisa; de pronto frunce el ceño ya sabe lo que pasa, conozco esa cara y también sé que me delatará, es una chismosa de lo peor —Amber tu...— —Reprobé álgebra— Los libros de mi hermana caen de forma dramática al suelo, ¡Santo Cristo! es más dramática que la película de Titanic y yo que pensaba que Agata era exagerada; me agacho para ayudarla a recoger sus pertenencias y cuando toma un pequeño cuaderno me pega en la cabeza con él —¡Oye idiota! no tenías que hacer eso— —Estudiamos juntas para ese examen, no concibo como fuiste tan irresponsable y reprobar con las peores notas de la clase— Exploto, mi hermana es una pesada, la amo, pero no debe meterse en mis problemás, nos levantamos juntas, le entrego sus cosas y me giro en mis talones —Debo irme— —Siempre nos vamos juntas a casa— La encaro con mis manos apuñadas, estoy frustrada, me siento bastante mal de saber a lo que me enfrentaré con papá como para que haga mi vida más miserable, desde que Agata se fue decidí ser un poco más independiente, incluso comencé a vestirme con ropa diferente a la de Jade para poder marcar mi propio estilo, cosa que agradecieron tanto mis amigos como mi papá, ya que así les es más fácil distinguirnos, pero ella se ha vuelto un grano en el culo, quiere que tengamos los mismos amigos y que sea tan lista como ella y lo siento pero yo jamás seré perfecta en esto del álgebra como ella jamás lo será en el beisbol —¡Ya basta Jade! cómprate una maldita vida y déjame vivir la mía— Rápidamente me giro y comienzo a correr con mi mochila al hombro, una vez fuera del instituto lo único que se me ocurre decir es —¡Mierda! está lloviendo— Aun así, sigo corriendo por la acera, por mi mente pasa la injusticia de que papá le haya dado las llaves del auto a Jade y no a mí, en estos momentos la que estaría mojada bajo la lluvia seria ella y no yo —¡Amber! — —¡Ah! — Grito por el susto al escuchar una voz terrorífica saliendo de atrás de un árbol, luego me enojo por la carcajada y al notar la fuente de esta lo golpeo con mi mochila —Eres un idiota Carter— Este es Carter, un chico atractivo del instituto, popular y el sueño de muchas chicas, con su cuerpo superdotado, moreno y esos impresionantes ojos azules es un bombón, pero tiene miles de años y es un ángel caído al igual que su hermano Caleb; recuerdo cuando los conocí, fue en aquel campamento en el que Ian, mi cuñado llegó con toda su banda para sorprender a mi hermana, esos eran buenos momentos, incluso a pesar de haber tenido doce años en aquel entonces, puedo jurar que estuve enamorada de él, pero es un idiota y terminamos siendo amigos. —¡Hey! eso me dolió, niña mala— suspiro, estoy empapada por culpa de esta estúpida lluvia, estoy a punto de que mi padre me compre un boleto de avión a Londres y no precisamente por diversión y todo porque en verdad no le entiendo al álgebra; no quiero irme de Nueva Orleans, sufrí bastante con eso de mudarnos a Valentine, mientras Agata vivía miel sobre hojuelas yo vivía sin la confianza de papá y actuando como algo que no soy; mechones mojados de mi cabello se pegan en mis mejillas y extrañamente comienzo a sollozar, ¿cuánto hace que no lloro? —Amber ¿hice algo mal? lo siento yo...— —¡Estoy harta de mi vida! no soy perfecta ¿sí? reprobé álgebra y sé que mi papá pensará que fue por holgazana, estoy cansada de que solo sean Agata, Jade y Dominick los dignos de su confianza y yo no, yo soy lo peor, soy la gemela con los peores genes y, y.…— cubro mi rostro con ambas manos, al lado de mis hermanas y hermano soy menos, o eso es lo que siento, los brazos de Carter me rodean y me acaricia el cabello —Oye, tranquila, todo estará bien— lo empujo para romper su agarre, odio que me vea destrozada, odio que siendo tan fuerte le toque verme vulnerable —Nada está bien, todo se te hace fácil, tú eres un caído, mi padre fue un demonio que ahora es humano, mi hermana tiene poderes y mi gemela es la perfección andando, ya me cansé de que me traten como nada— y nuevamente comienzo a correr, ya es hora de ir a casa y hacer que la bomba explote, es hora de vivir una vida normal, mi vida. El camino a casa me parece más largo de lo normal, pero mi pulso se acelera al mirar hacia un lado, el Audi de papá se estaciona justo a mi lado, baja la ventanilla y su mirada castigadora me hace estremecer —Entra al auto— Dice en voz cortante y trago en seco cumpliendo su orden, escucho como se aclara la garganta y apaga el aire acondicionado, cierro la puerta mientras el pasa una mano hacia los asientos traseros y me acerca una toalla, tomándola comienzo a secar mi cabello —Gracias— —Solo sécate, tu madre y hermanos nos esperan en casa, tenemos una plática pendiente— —Papá yo...— —Estoy decepcionado Amber— dice sin siquiera mirarme, ¿tiene que ser tan duro conmigo?, el motor arranca de nuevo y el camino está lleno de un silencio sepulcral el cual me provoca escalofríos o quizás es porque estoy empapada, no lo sé, lo que sí puedo asegurar es que esto se pondrá muy feo y es hora de que ahora me escuchen a mí, merezco ser escuchada o eso me lo dijo en su tiempo mi mamá, ¿cómo es que papá no puede ser como ella? En un abrir y cerrar de ojos estamos frente a la mansión Stargees, es raro que papá no entre directo a la cochera, pero seguramente tiene algo por hacer; quita los seguros del auto y sin decir nada baja, yo lo imito y corremos a la entrada para refugiarnos de la lluvia torrencial que azota a nuestra bella ciudad, la puerta se abre enseguida dejando ver al tío Matt, que más de ser un amo de llaves se convirtió en un m*****o más de la familia, como pasan los años, antes me parecía más alto, ahora está más encorvado, robusto, sin cabello en la coronilla y el poco cabello que rodea su cabeza es más blanco que el papel, sus ojos y los míos se cruzan y noto tristeza, oh oh esto en verdad es grave, papá y yo entramos y me toma del brazo con un fuerte agarre pero sin lastimarme —A mi estudio ahora, tu madre y hermana están ahí, es hora de que escuches— —Es hora de que también me escuchen— Susurro y creo que él logra escucharme porque frunce el ceño, a pesar de los años y que ahora es un humano común y corriente, papá sigue siendo igual de imponente, su cuerpo es el de un atleta y su peculiar peinado no cambia desde que conoció a mamá, corto del frente y coleta larga a media espalda por atrás, su único cambio a los cuarenta y dos años son las leves canas que manchan su cabello n***o azabache —Oí eso y creo que eres la menos indicada para dar su opinión— Espeta apático, esto es cansado, debí hacerle caso a tío George y me hubiera ido con él a Nueva York, él si me comprende; Papá abre las puertas francesas del estudio y justo ahí, sentadas en las sillas de oficina mientras ríen, mamá y Jade, frunzo el ceño molesta, mientras yo vivo un infierno ella se pudre de felicidad y creo que voy a vomitar, papá me pasa de lado caminando hasta su escritorio y mamá se levanta al notar nuestra presencia, papá se acerca a ella para besarla y revuelve el cabello de Jade con cariño, siento cierta opresión en mi pecho, toman asiento y yo solo estoy ahí parada cruzada de brazos —Amber, hija siéntate— Dice mamá con voz suave, a veces me pareciera extraña su relación con papá, ella es un encanto de mujer y papá es un monstruo cuando se lo propone, aunque jamás a dañado a mamá de ninguna manera; me acerco hasta la silla, tomo asiento y ella nota que estoy escurriendo —Enfermarás si no te cambias de ropa, pequeña— Cuando estoy por levantarme papá se pone de pie y da un golpe en la mesa sobresaltándonos —No te cambiaras hasta que terminemos— —Dominick no debes ser tan duro con ella, recuerda que es nuestra hija— —Una hija que pareciera no merecer ni el aire que respira en ocasiones— —¡Dominick! — Agacho la cabeza y lágrimás ruedan por mis mejillas, jamás pensé que papá me dijera algo así, escucho como suelta una pesada respiración y dice —Reprobaste álgebra de nuevo, tu maestro de ciencias dice que decayeron tus notas, te has fugado clases por irte con ese maldito caído y estoy harto de la situación así que...— De inmediato me levanto de mi asiento, mis manos están apuñadas y lo miro con furia él me reta acercándose a mí y tanto como mi hermana como mi mamá se ponen de pie —Basta papá, es hora de que yo tenga una vida, no soy Agata ni Jade, soy Amber Stargees y me cansé que todo el tiempo me compares con todos, ¿no crees que mi comportamiento se debe a que a ti se te ocurrió meterte con mamá siendo un maldito demonio? solo quieres perfección y yo no puedo darte eso, ¿dónde está tu apoyo? mientras con mis hermanas eres un ángel conmigo eres un maldito despreciable...— La bomba explota, siento un fuerte dolor en mi mejilla derecha y mi rostro gira por el impacto, por primera vez en la vida me ha abofeteado y siento todo en cámara lenta al ver como mamá interviene y los ojos de Jade se agrandan —¡Dominick! basta ya, es tu hija no tu hermano Joe— Grita mamá, suspiro mientras más lagrimás caen, miro a papá y me ciego por la rabia que siento y le grito —¡Te odio! ¡te odio! ¡muérete! — sus ojos se abren cual platos, creo que percibo cierto arrepentimiento en su mirada pero decido como siempre dar la vuelta y salir corriendo, las escaleras se me hacen cortas llego a mi habitación, que por cierto era la vieja habitación de Agata y que por suerte mi mamá decidió que al fin mi hermana y yo durmiéramos separadas; entro y pongo el pestillo, no quiero que entren, no quiero que me vean así, entro al baño de mi habitación y cierro la puerta tras de mi mientras me dejo caer sentada en el suelo sollozando, ¿en verdad seré tan mala? esto es una gran mierda, me levanto del suelo y comienzo a desvestirme, la ropa empapada cae contra el suelo y estando solo en interiores me miro al espejo, mi cabello castaño horriblemente mojado, el maquillaje escurriendo mientras la máscara me hace una mala pasada haciendo rayas negras bajo mis ojos ambarinos, nadie se fijaría en una chica tan fea como yo, estoy tan plana como una bendita tabla o eso es lo que yo veo; escucho como llaman a mi puerta —Amber, déjame entrar, necesito disculparme pequeña, en verdad exagere— la voz de papá pareciera sincera, pero sé que, si lo encaro en este momento, no terminará bien, estoy dolida y fue suficiente el darme cuenta que le estropeo su vida perfecta de hijas perfectas —No quiero verte, por favor déjame tranquila— grito desde el baño —Amber hable con Lucius y lo mejor será que te vayas a Londres con tu tío Zeth— mi pulso se dispara, tomo una bata de baño y mientras me la pongo salgo a toda prisa del baño, abro la puerta de la habitación y la mirada de papá se clava en mí, no puedo ni abrochar la maldita bata, esta noticia me altera demásiado, mis manos tiemblan —No, no puedes ser tan cruel, no iré con tío Zeth, ese hombre es el demonio en persona, bueno es un demonio, pero sabes a que me refiero, es peor que tú, no puedes hacerme esto— Suelto desesperada, pero solo se limita a mirarme tristemente —Tengo miedo que termines como Joe, entiende hija, esto es más duro para mí que para ti, solo trato de hacer lo mejor, de ser un buen padre— —Lo mejor sería que por primera vez en la vida me escucharas, ¿tanto trabajo te cuesta saber lo que quiero? ¿acaso sabes que profesión quiero tomar? ¿cuál es mi color favorito? o ¿qué música me gusta? — Sus ojos se agrandan con sorpresa, no lo sabe, desde hace tiempo que él no se toma la molestia de conocerme, continúo diciendo —No lo sabes porque Jade, Agata y Dominick son los que te importan y yo soy un estorbo para ti, siempre me has visto como al enemigo en casa, no soy Amber sino Joe y eso duele papá— —No me odies por favor, te amo Amber— —No, amar es escuchar, aceptar y apoyar y desde que nació Dominick no has visto más que maldad en mí y eso papá es lo más horrible que me has hecho, siempre te he visto como el mejor padre del mundo, ¿sabes por qué reprobé álgebra? porque no le entiendo, ¿sabes por qué me iba con Carter? porque él trató de ayudarme a estudiar porque Jade es un grano en el culo y en vez de enseñarme me crítica y a ti no te pido ayuda porque siempre estás ocupado, en verdad amaba más cuando eras un demonio que ahora que eres humano— —Amber no sigas— —No papá, ya que me mandaras lejos dame el beneficio de decirte lo que siento o ¿acaso con esto confirmo que en verdad te estorbo? — —No eres un estorbo— —Entonces escucha, soy la gemela de Jade, no Jade, soy hermana de Agata, no ella, no me igualaré a nadie y si me tocó ser la estúpida de la familia creo que deberías quererme sea lo que sea y no darme el título del enemigo público número uno— —Amber si yo te estoy haciendo mal, creo que es bueno alejarte, que tomes otros aires, sabes que estaré pendiente de ti y de lo que necesites— —A veces solo desearía que me entendieras y que la que tuviera que irse fuera Jade— ¡Dios! soy una llorona, las lágrimás caen, los brazos de papá me rodean mientras me siento la cosa más pequeña e insignificante del mundo, siento un fuerte escalofrío y me estremezco, el piso bajo mis pies tiembla y papá se separa de mí, sus ojos reflejan horror, miro mis manos y estas están en llamás —¡oh por dios! ¡Santo dios! ¡ayúdame papá! — al gritar el fuego se expande por mi cuerpo haciendo que la bata de baño desaparezca más no la ropa interior, papá tira de mi hasta el baño de mi habitación a toda prisa sin importarle lo que a él le pueda suceder y abre la ducha, pero el fuego no se extingue se torna azul y las llamás comienzan a rodear a papá —¡No! papá, sal de aquí— Pero no obedece, las llamás rodean su ropa parecieran querer consumirla, pero no se quema, me toma por los hombros y me mira a los ojos —Respira, tienes que hacerlo cariño o vas a lastimar a alguien— con duda hago lo que me pide y las llamás comienzan a ceder, solo mis manos quedan envueltas en fuego azul —¿Que me está pasando? — demando saber, papá me mira confuso, me abraza y besa mi frente —Te amo Amber, pase lo que pase no te dejaré sola, soy tu papá, no te asustes— —Dime que pasa— sin romper el abrazo siento como se tensa cada músculo de su espalda, suelta una pesada respiración y responde —Amber contigo no cometeré el error que tuve con Agata, te lo diré todo, pero creo que debes vestirte y yo cambiarme esta ropa mojada, no le diremos nada a tu madre ni hermana aun, no quiero alarmarlas, pero debo llamar a Agata, debes ver por ti misma lo que pasa— Asiento y me sonrojo al verme en ropa interior y completamente mojada frente a papá, alguien con la mente sucia si viera este momento creería que hay algo de incesto aquí, no saben que realmente me estaba incendiando. Papá se separa de mí y sonríe mientras acaricia una de mis mejillas, se gira en sus talones, pero antes de que salga lo llamo —Papá— —¿Sí? — —No creas lo que dije allá abajo, no te odio, es solo que en verdad siempre he sentido que tienes más preferencia por mis hermanas que conmigo— —¡ay pequeña tonta! tu eres más especial de lo que crees— Doy una sonrisa triste mientras él cierra la puerta del baño, en estos momentos no logro entender cómo me siento, estoy verdaderamente confundida y esto es como los casos de esas personas con trastorno bipolar, aunque mi vida jamás ha sido normal y eso es gracias a que soy la hija de un demonio y mi hermana es una especie de bruja, jamás pensé que yo tendría poderes o habilidades especiales, es como ser la antorcha humana, pero en femenino.   ******      ******   La fuerte tormenta no cede, desde lo ocurrido me quede en mi habitación, van tres veces que Jade toca mi puerta y unos veinte mensajes por w******p que van desde "Hermanuchis abre la puerta" hasta "Idiota no te hagas la importante y abre la maldita puerta" pero creo que papá acaba de llamar su atención en el pasillo y se lo agradezco, cuando creo que tendré tranquilidad recibo una nueva notificación en mi móvil, ruedo los ojos puedo apostar a que es Jade, pero mi sorpresa es grande al ver que se trata de Carter —¿te encuentras bien? me quede preocupado por ti— sonrío y comienzo a teclear en la pantalla —Estoy bien, pasó algo raro, solo papá y yo lo sabemos— casi de manera instantánea recibo una nueva notificación —¿Quieres hablar de ello? sabes que soy bueno con eso de los secretos— Es un ángel muy curioso, niego con la cabeza y le respondo de vuelta —Te llamaré en cuanto papá y yo aclaremos las cosas, gracias por preocuparte por mi C. xoxo— las marcas se vuelven azules de inmediato, creo que toda su atención está en mí y mi móvil vibra de nuevo —Esperaré ansioso, solo no te quedes dormida sin contarme pequeña holgazana gracias por los besos, aunque los preferiría de verdad— me río al leer su respuesta, Carter y yo intentamos tener una relación cuando cumplí los dieciséis, pero adivinen, jamás funcionó, es un ángel caído muy ocupado incluso ahora que no tenemos nada tiene más tiempo para mi —Adiós Carter, no me dormiré— me muerdo el labio y pongo el móvil en silencio, tocan mi puerta de nuevo —Jade, ya te dije que no quiero hablar contigo— —Soy yo hermana— la voz de Agata me saca de mi enfado, me levanto de un salto de la cama y abro de inmediato, al verla ahí parada en la puerta sonriéndome me reconforta, la he extrañado tanto, cuatro años han pasado desde que se quedó en Nebraska con Ian y a pesar de que nos visitan, extraño a mi tortuguita —¡Tortuguita! — Grito con emoción mientras me abalanzo sobre de ella abrazándola, me corresponde y dice —Te extrañé pequeña tonta, ¿cómo estás? oí lo de álgebra— Me quedo helada al oírla decir eso, me separo de ella y agacho la cabeza —Tú sabes que el álgebra no se me da— —Lo sé y al contrario de Jade y papá no estoy molesta por ello, Carter me dijo que te estuvo ayudando a estudiar, incluso me enseñó algunos de tus ejercicios, sé que te esforzaste mucho y aunque no es bueno reprobar, estoy feliz de que no hayas copiado— Alzo la mirada y le sonrío, ella pone su mano sobre mi hombro y nos hace desvanecernos para aparecer en un parpadeo en el estudio de papá; en este solo se encuentra él sentado detrás de su gran escritorio de madera rojiza, nos mira por encima de sus gafas al percatarse de nuestra presencia —Bien, ya estamos los que deberíamos estar esta noche— Dice mientras se quita sus gafas y las deja sobre el escritorio, nos hace una seña con su mano para que tomemos asiento y juntas obedecemos —Papá ¿Qué pasa? — Pregunta mi hermana, al parecer como siempre papá le dijo las cosas incompletas ¿que este hombre no aprendió de la última vez?; deja escapar una pesada respiración y se levanta de su asiento mientras comienza a caminar de un punto a otro —Agata, tu hermana al parecer desarrolló una especie de piroquinesis, no sé sus límites, nadie sabe esto más que ella y yo y como no soy demonio no puedo ayudar mucho, es por eso que necesito que ayudes a su hermana a saber de dónde vino ese poder— —Creo que la respuesta es obvia, tú eras un demonio cuando tú y mamá Mmm ya sabes— suelta sonrojándose y haciendo ademanes con sus manos, a mí se me escapa una risita burlona y papá pasa su mano por su frente negando con la cabeza —Cariño, según lo que tus tíos investigaron cuando todo terminó, tu serías la única heredera de poder, tus hermanas serían completamente normales, incluso no serían inmortales como tú por el hecho de que el destino marcaba que la bestia tendría solo al falso profeta y al hijo que sacrificaría, no más y creo que se rompió el esquema al nacer tus hermanas— mis ojos se agrandan y me levanto de mi asiento —A ver, un segundo, ¿Estás diciendo que yo debería ser normal? — —Si— —Papá, pero el destino marcaba que tu deberías seguir siendo demonio y que traeríamos obscuridad juntos, ¿que no lo recuerdas? — —Si, pero tu mataste a Asmodeo— mis ojos van de mi hermana a mi papá, sé que ella está tan sorprendida como yo y sobre todo preocupada, sus ojos brillan azul neón como si fueran faros, mi hermana apuña sus manos y cierra los ojos mientras respira —Esto no puede estar pasando, pensé que el libro mentía— —¿a qué te refieres Agata? el libro de los condenados no puede mentir— mientras papá y ella siguen debatiendo me dejo caer en mi asiento, por instinto levanto mi mano a la altura de mis ojos y la observo detenidamente, respiro y me siento en paz, solo escucho las voces como si fueran murmullos, es como estar encerrada en una burbuja y mi mano comienza a encenderse en un fuego verdoso, las llamas me hipnotizan con su crepitar, pero no me queman, es una calidez agradable y... —¡Amber! vas a incendiar la casa— parpadeo un par de veces y agito mi mano, el fuego se apaga y tengo a mi papá y a mi hermana frente a mi viéndome con cierto temor reflejado en sus ojos, arqueo una ceja y me encojo de hombros —¿Que? — —Creo que es peor de lo que pensé, papá, al parecer no te has librado del todo de tu carga demoniaca—    

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