Elena
Es fin de semana y no lo veré hasta el lunes, lo único bueno de todo es que no se retrasó la producción y los nuevos autos saldrán en tiempo y forma, lo cual es un gran alivio, lo malo es que no he podido dejar de pensar en sus palabras, en sus ojos, esto no puede pasarme, todos estos años lo he visto como mi odioso jefe y así debe de seguir.
De pronto tocan la puerta y mi nani abre, un hermoso ramo de rosas blancas aparece en la puerta, mi nani lo mira con fascinación
Buenas tardes, ¿la Srta. Molina? – dice el repartidor y mi nani me mira
Hija, son para ti – dice con emoción, arrugo el ceño, y me levanto
Me firma aquí por favor – dice el mensajero, lo hago y me entrega las flores, mi nani me mira expectante y yo solo no sé qué decir
¿De quién son? – pregunta nani con emoción
No lo sé – contesto y ella toma una tarjeta que se asoma entre las flores
Mira, aquí debe decir quien las manda – dice mi nani, pongo las flores en la mesa y leo la tarjeta
Gracias por hacerme firmar Srta. Molina, me ha salvado, siempre lo hace, espero le gusten las flores.
Damián Fabre
Mi nani me mira esperando le diga algo, yo solo siento como mi corazón empieza a latir más rápido
No dice de quien son – miento, no puedo ilusionarla, y… yo tampoco debo ilusionarme
¿Cómo? – pregunta ella con desilusión
Solo dice que son para mí – contesto y a ella le brillan los ojos
¡Un admirador secreto! – dice como niña con juguete nuevo mientras va y huele las flores
Eso creo – digo porque todo es mejor a que sepa que mi odioso y sexy jefe me ha mandado esto
El día pasa y mi nani está más que emocionada por las flores, yo no sé qué pensar, solo sé que no debo enamorarme jamás.
Es lunes y llego a mi oficina, el aun no llega y mejor así, comienzo los pendientes, entre llamadas a inversionistas y análisis de proyectos, llega la hora de la comida, el sigue sin aparecer, salgo de la empresa y llego a comer con mi nani, me platica sobre un convivio que tendrá con sus amigas del club dentro de 2 semanas, mi nani está dentro de un club de “lectura” pero se perfectamente que en lugar de leer se ponen a jugar cartas y beber, esas amigas de mi tita son unas bandidas, y por más que no lo quiero aceptar… mi nani también es una.
Salgo de la casa no sin antes mirar a mi nani ponerles agua a las flores, siguen muy lindas, y cada vez que las veo siento como mi corazón palpita más fuerte, salgo de la casa tratando de no pensar en mi odioso jefe.
Llego a la oficina, sigo con mis pendientes y de pronto escucho su voz, seguramente ya llegó y está en su oficina, tomo mis notas y algunos reportes que tiene que revisar, camino hacia el para revisar pendientes, mi corazón nuevamente comienza a latir de prisa, voy a verlo, no debería sentirme así, es mi jefe, y esas flores son hermosas, ¡basta!, debo enfocarme, suspiro fuerte y me armo de valor, entro con una gran sonrisa pero se esfuma al mirarlo con una nueva rubia desconocida, la tiene sentada en su escritorio con la falda arriba, la sonrisa pintada en mi rostro se marchita, bajo la mirada, ya no escucho el latir de mi corazón, es mi culpa, jure no volver a sentir nada por nadie, y eso haré, alzo de nuevo la mirada y lo miro con frialdad
Srta. Molina, disculpe por no avisarle que estaba ocupado – dice y sonríe, yo lo sigo mirando sin emoción, la rubia se cubre y él se arregla el traje
No se preocupe Sr. Fabre, es mi culpa, pensé estaba… solo, le dejo los pendientes y disculpen la interrupción – digo y le extiendo los reportes, los toma y salgo de ahí, me siento en mi escritorio, eso me pasa por pensar que un promiscuo patán e insoportable como lo es mi jefe podría siquiera pensar en que… ni siquiera vale la decirlo.
Sale la nueva rubia de la oficina de mi odioso jefe, se adelanta al elevador, entra y me mira con superioridad, ruedo los ojos, otra a la que jamás va a volver a llamar.
Srta. Molina, puede venir a mi oficina, por favor– dice por el teléfono mi promiscuo jefe
Ok – contesto y cuelgo, suspiro y camino, entro a su oficina, lo miro sentado con una enorme sonrisa en su boca
Siéntate Srta. Molina – dice, lo hago sin decir nada y bajo la mirada
¿Qué le parecieron las flores? – pregunta y lo miro, sigue con su estúpida sonrisa en el rostro
Horribles, detesto las flores, supongo que no has revisado el reporte que te di, ya lo mandé a los representantes de GroupMotors, ese reporte lo hice yo así que no te preocupes, está muy bien hecho – digo y lo miro, su sonrisa de ha desvanecido
¿No te gustan las flores? ¿Sabes cuánto costo ese ramo?, mejor dicho, ¿sabes cuantas mujeres desearían que les mandara un ramo así? – Dice con enfado
Sr. Fabre, sus flores, o cuanto le costaron, es irrelevante para mí, y bueno, si hay tantas mujeres que desearían esas flores, ¿por qué no se las mandó a alguna de ellas? estoy segura que cualquiera de sus rubias se volvería loca, por unas cuantas… flores – contesto con soberbia y miro como sus ojos azules se vuelven fríos
Parece que no estamos de humor Srta. Molina – dice con sarcasmo y se levanta
Solo quiero trabajar, tienes comida mañana con los empresarios de General pick-up – digo y el asiente
Me acompañas – dice y niego, no iré, así me corra, no lo haré
No soy requerida, a esa comida estás invitado tú, no tengo a que ir yo – contesto y me mira impactado
Perdón Srta. Molina, creo que el día de hoy está un poco agresiva y creo también que le se olvida que soy su jefe y si le digo que me acompañe a una comida, lo hace y punto – dice con determinación, pero no me doblegare
Si quieres despedirme, hazlo, pero no iré contigo a esa comida – contesto y me levanto, me mira furioso, la verdad es que yo también estoy enojada, pero conmigo misma, no debió caber ni una pizca de ilusión en mí, el siempre será mi odioso jefe y yo solo su asistente.
Tal vez le tome la palabra Srta. Molina – dice con su voz fría, asiento y le dejo mi libreta de pendientes en su lujoso escritorio
No se preocupe Sr. Fabre, estos son sus pendientes, en breve le envío mi carta de renuncia – digo y salgo sin dejarlo hablar, es drástico, pero es lo mejor, es mi culpa, todo esto es mi culpa.
Tomos mis cosas de mi escritorio y salgo de ahí, tomo un taxi y dejo que me lleve por la ciudad, miro por la ventana, he sido muy idiota por ilusionarme con unas estúpidas flores, siempre tuve muy claro que no debía poner mis ojos en él, ahora perdí mi trabajo, seguramente encontrará muy rápidamente como reemplazarme, así son los grandes millonarios, todos somos reemplazables para ellos.
Llego a casa y no miro a mi nani – debe haber salido con sus amigas, miro las flores en la mesa y las tomo, camino hacia el bote de basura, las trato de tirar, pero me detengo, estas flores son lo único que me quedan de mi sexy y odioso jefe….
Damián
la Srta. Molina sale de mi oficina dejándome con la palabra en la boca, esta vez no tengo idea que hice mal, le mande esas flores en agradecimiento por haberme aguantado la otra noche, gracias a ella la producción arrancó y los nuevos modelos saldrán al mercado sin problemas, yo fui un idiota por haberla hecho ir a esa discoteca, solo quería pasarla bien un rato, sé que no le agradó y quise tener un detalle, pero al parecer no le gustaron, es muy raro, no he conocido a ninguna mujer que no le gusten las flores, definitivamente la Srta. Molina es inigualable.
Ahora se ha ido dejándome como idiota, en menos de 5 minutos me quede sin asistente, a decir verdad, la Srta. Molina es mucho más que mi asistente, es inteligente, eficaz, resuelve todos los problemas en lo que me meto, es como mi ángel de la guarda, y se ha ido sin explicarme nada.
Buenas, buenas – dice una voz afuera de mi oficina, arrugo el ceño extrañado, salgo y miro a una señora mayor, de cabellos blancos frente al escritorio de la Srta. Molina, carraspeo y ella me mira
¿Se le ofrece algo? – pregunto y miro como le brillan los ojos, su sonrisa se expande, y me mira fascinada
Es usted, ¡el Sr. Fabre! – dice la ancianita sonriendo, asiento extrañado, no tengo idea que hace está abuelita aquí
Si… soy yo y ¿usted es? – pregunto sin entender qué diablos pasa aquí, no tiene ni 10 minutos que la Srta. Molina se fue y está oficina ya es un caos
Soy Nani – dice ella con alegría, no tengo idea quien es nani
Creo que se ha equivocado, llamare a seguridad – digo y tomo el teléfono del escritorio de la Srta. Molina, pero la anciana se me acerca y me detiene con su mano
¿No sabes quién soy? – pregunta con desilusión
Ah… yo – digo sintiendo un poco de lastima, parece que le ha dolido que no la conozca
Soy ¡Nani! ¿Elena no te ha hablado de mí? – dice y todo en mi se relaja al escuchar su nombre
Soy la abuelita de Elena – dice ella y sonrío, ella me sonríe de vuelta
Claro, claro, nani ¿cierto? – digo tratando de disimular, la Srta. Molina nunca me ha hablado de su vida personal, solo se la pasa trabajando y trabajando, no tenía idea que tuviera a su abuelita
Si, nani, claro que la Srta. Molina me ha hablado mucho de usted – digo y ella sonríe demasiado
Por un momento pensé que no te había hablado de mí, eso no puede ser - dice ella con una tierna sonrisa, no tenía idea de quien era, pero me cayó del cielo, la Srta. Molina tendrá que regresar conmigo, así tenga que secuestrar a su abuelita.
La Srta. Molina no está – digo y ella deja de hablar por un momento
Oh, le traía esto, lo olvido en casa – dice y me extiende unos reportes
¿Viven jutas? – pregunto y ella asiente sonriente
Claro, siempre hemos vivido justas, yo la crie desde niña cuando sus papás murieron, ella me cuida, es muy buena – dice con cariño, y tiene razón
Si, su nieta es la mejor – digo porque es cierto, nunca encontrare una asistente como ella
¿Sabe dónde fue o si la puedo esperar? tal vez… podamos platicar – pregunta su abuelita mirándome coquetamente, sonrío, es una abuelita muy risueña
No creo que regrese… pero la llevo a su casa, seguramente ya debe estar allá – digo y le ofrezco mi brazo, a ella le brillan los ojos, me toma del brazo y se pega a mi sonriente, la guío al elevador y bajamos, salimos a la recepción y camina conmigo del brazo como pavorreal, debo decir que es muy graciosa
Hasta luego Sr. Fabre – dice el portero del edificio, todos los empleados nos miran, se les hace raro que de mi brazo no venga una rubia
Hasta mañana – contesto y salimos, le abro la puerta de mi auto y ella me mira con fascinación, sigue sonriendo, entra y entro después.
¿Lista? – pregunto y ella asiente como niña en Disneylandia
Nací lista Sr. Fabre – contesta sonriente y sonrío también, la Srta. Molina me ocultó todo este tiempo a su abuelita, la verdad es que se muy poco de ella, lo único que sé es que es muy inteligente, eficaz, trabajadora y siempre ha salvado mi trasero, también sé que no puedo perderla y regresará a trabajar conmigo, sea como sea.