Coraline se encuentra caminando por uno de los pasillos de la preparatoria, había ya salido de clase, los maestros que había conocido eran agradables en cambio de algunos, pero todo iba muy bien, no convivio mucho con sus compañeros que comenzó a conocer en cada clase, uno que a otro saludaba de repente, pero no mantenía largas conversaciones con ellos, más que nada era común solo hablar de la escuela con ello, hubo veces que se topaba con Daniel, que siempre iba acompañado de amigos, solo que algunas de esas veces solo se miraban con un gesto de saludo, pero para nada ninguno se decía nada, aun cuando trabajaban en la misma pizzería, lo único raro de las últimas semanas es que se ha topado con las dos chicas pelinegras y con la peli castaña, que siempre se saludan. Solo que la vez pasada en el receso Coraline acostumbra ir hasta la biblioteca y distraerse como comer en un lugar tranquilo y silencioso, pero fue encontrada por esas chicas cuando leía un libro, en eso las tres jóvenes se sentaron frente a ella, la convencieron a que comiera el almuerzo con ellas en la cafetería. En eso vio que dos de las chicas toman sus cosas de ella y las guardan en su mochila y la peli castaña solo dijo:
—Vamos.
Después de ese día se volvieron muy buenas amigas y en cada receso se reunían, tanto en la cafetería como en el patio charlando y comiendo, al igual que fuera de la escuela, salían todas en el auto de su amiga peli castaña Natalia, quien ya sabía manejar y tenía un pequeño automóvil yugo de segunda mano, pero en buen estado, que compro con ayuda de sus padres en el que siempre van las chicas a cualquier lugar.
Su amiga Natalia la había llevado hasta su casa, donde después Coraline bajo despidiéndose.
—Vengo por ti al rato. —dijo Natalia.
—Si claro gracias. —le dice Coraline, al saber que su amiga Natalia también trabaja en la misma pizzería, al decidir ambas la idea de llegar juntas al trabajo.
Coraline la ve ir se recordando las ocurrencias que ambas han hecho con su auto, al usarlo como taxi por las noches, ganando algo de dinero, llevando a cualquier chica a casa, al igual a pareja de novios que de alguna forma sin saberlos han visto discusiones, peleas o reconciliaciones, que para ellas les da algo de ternura o risa, a lo que ven de lo que harán y no harán al tener novio, siendo que ninguna de las cuatro tenía novio, aun que sabían que Natalia si tenía un novio universitario del cual no hablaba mucho de él.
—¡Tía ya llegué! —grita Coraline al entrar al cerrar la puerta.
—Estoy en el comedor hija. —dijo fuerte la tía Agatha.
Ella se dirige hasta comedor, donde se encuentra su tía sentada a la mesa frente a su laptop, había pasado días desde que Coraline comenzó a vivir en la casa de su tía, cursando en una nueva prepa y conservando el mismo trabajo, donde no se encuentra sola al tener como compañera a Natalia.
—Coraline no voy a poder llevarte a la pizzería, tengo una reunión en línea con los novios que se encuentran en Colombia.
—No te preocupes tía, desde la vez pasada te iba a contar que Natalia también trabaja en la pizzería y decidimos las dos en irnos juntas, es por eso que hoy pasara por mí para ir al trabajo.
—Qué bueno hija, solo deben ir con cuidado.
—Si tía no te preocupes. —responde Coraline, sabia ella que lo único que preocupaba a la tía es que sucediera un accidente.
Desde que Coraline vive con ella ha visto un gran cambio, que ha sido tan bueno y saludable, desde la formar de no faltar a la escuela, clases, tareas y trabajo, al igual en su vida social al haberle presentado a sus tres amigas Natalia, Mónica y Berenice y ahora saber que una de sus amigas trabaja igual en la pizzería, le agrada, en cambio Coraline siempre le habla de su día en la escuela, trabajo y amigos y saber que Natalia tiene un auto el cual de casualidad tía Agatha lo conoció.
—Entonces ven a comer ya está lista.
A lo que Coraline deja la mochila en el sillón, al irse a sentar y comer lo que su tía había preparado, que consistía en una ensalada de pollo, spaghetti con albóndigas y de postre un flan, el cual desde ayer prepararon entre las dos. Mientras, hablaba su tía sobre sus padres, de cómo se conocieron, por amigos en común entre otras cosas, el flan aún quedaba el cual se acabaron ambas. Terminaron de comer y recogieron la mesa, Coraline agradeció nuevamente y solo tomo su mochila de nuevo, para solo ir hasta su habitación. Mientras subía por las escaleras llegando solo entra volviendo a cerrar la puerta, dejando la mochila encima de la cama, sacando algunas de sus libretas y libros para hacer tarea, ya se había acostumbrado al ser que se organizó de muy buena forma, como antes se sienta frente a su escritorio, con sus libretas y libros ante la computadora a hacer cada una de las tarea que realizaba y terminaba, para después organizar nuevamente su mochila para el lunes, al ser que es viernes, para ya solo cambiarse y prepararse para ir al trabajo ese mismo viernes. Al llegar la hora estaba lista, se encontraba sentada al sillón mirando al televisor, esperando a que llegara Natalia por ella, en eso escucha el claxon tan peculiar al cual ya se había acostumbrado a escuchar, a lo que se levanta, mira por la ventana cerca de la puerta, en eso alza la cortina al ver el automóvil amarillo yugo de su amiga.
—¡Tía Agatha ya me voy! — grita. —¡Nati ya llego! —termina de decir Coraline.