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1552 Words

Cuando toco aquella puerta, no esperaba que fuera el quien abriera, por un momento había olvidado que ya su amigo no vivía solo, verlo allí vestido de manera tan cotidiana, con un pantalón sudadera gris, camiseta básica blanca que se ajustaba perfecta a sus músculos, y pies descalzos, reavivaron ese pellizco de celos en la boca de su estómago, su amigo tendría esa vista cada día de su vida a partir de hoy, no era justo, había ido a disculparse con él, ¿en qué diablos estaba pensando? _ en que puedo ayudarte? su voz era suave y algo contenida, pero como siempre hacia estragos en su interior, por un momento una absurda idea de que le arrullara y le diera consuelo entre sus fuertes brazos era lo que necesitaba, sacudió internamente esos pensamientos y nuevamente el enojo se apodero de él,

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